Media naranja
El reverendo y el misionero

<p><strong>Media naranja<br/>El reverendo y el misionero</p></strong>

ÁNGELA PEÑA
La columna sobre las críticas que el padre Justo Antonio Lofeudo, misionero de la Adoración Perpetua, hizo a la película «Nativity», y la respuesta a sus comentarios que expuso el reverendo Samuel Santana, ministro de la iglesia Concilio Evangélico Asambleas de Dios, ha motivado un sincero reconocimiento al predicador dominicano.

Lofeudo, residente en Panamá, escribió a sus feligreses varios mensajes sobre el tema, los que he recibido a través de una de sus hijas espirituales, Alina Mattos. El primero, que es la introducción a la misiva del pastor protestante dominicano, puesta a circular por el religioso, expresa:

«Queridos hermanos:
La carta que escribí el día de la Inmaculada Concepción acerca de la película «Nativity-Natividad» fue publicada en distintos medios de la red y entre ellos en uno de la República Dominicana, donde sirvió para un artículo de la periodista Ángela Peña. A dicho artículo responde un pastor evangélico, el reverendo Samuel Santana, quien aclara cómo ve el verdadero protestantismo a María y porqué jamás podrían adherirse a la visión herética del film. Para aquellos que piensan que quitándole prerrogativas a la Virgen se avanzaría en el diálogo ecuménico, como si Ella fuera el obstáculo, esta carta del pastor se encarga de refutarlo. Por mi parte, confieso que esperaba una reacción de defensa de parte de los hermanos ortodoxos pero no ésta de los hermanos protestantes, la que recibo, como seguramente ustedes también, con enorme alegría».  Y anexa la misiva.

En otra profundiza sus juicios, felicita a Santana y le comunica a Alina: «Quiero agradecer a Ángela, por tu intermedio, por el trabajo formidable que hace. Te adjunto una carta para el reverendo Santana, que, si cree oportuno, puede Ángela publicarla».

Esta es la correspondencia del padre Justo al reverendo Samuel Santana:

«Deseo felicitar y agradecer por la carta al reverendo Samuel Santana, que tanta alegría y consuelo nos ha traído. Al mismo tiempo, reconociendo las diferencias teológicas que aún nos separan de estos hermanos en Cristo, quiero aclarar un punto que él menciona en su carta y es el de la adoración. Me parece que alude a la adoración a la Virgen, si es así dejo en claro que los católicos no adoramos a la Virgen María y que ello sería una abierta herejía. Sí tenemos una gran devoción por ella, hiperdulía, pero sólo a Dios adoramos, es decir, le rendimos culto de latría.

Así como en el episodio evangélico de la Epifanía, María está junto a su Hijo, a quien los Magos de Oriente vienen a adorar, para nosotros también la Madre es signo de la cercanía del Señor. Ella, como la iglesia, nos muestra y nos lleva al Salvador para que lo adoremos. Toda nuestra veneración para esta Madre nos acerca a Dios. Una devoción que se quede en ella, como enseña san Luis María Grignion de Monfort, no es verdadera devoción mariana. En realidad, todo encuentro con la Virgen es un encuentro con el Hijo. Y cuando nos adentramos en el misterio de esta Mujer, elegida desde la eternidad por Dios, nos damos cuenta que cuanto más honramos a la Madre más glorificado es el Hijo.

Finalizo como al comienzo, felicitando y agradeciendo al hermano en Cristo, el reverendo Samuel Santana, y pidiendo me perdone si en la carta que aludía al film Natividad, al calificarlo como protestante herí de algún modo a quienes, como él, representan a hermanos separados que no participan de tales deformaciones a la verdad.

P. Justo Antonio Lofeudo mslbs
Misionero de la Adoración Perpetua

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