Media naranja
Por miedo a los familiares

<p><strong>Media naranja<br/></strong>Por miedo a los familiares</p>

POR ANGELA PEÑA
La verdadera historia de este país se sabrá cuando todos los dominicanos estén muertos a menos que aparezca un hombre o una mujer de valor que no le tema a la descendencia o parentela de los villanos. De lo contrario, se seguirán publicando textos incompletos, complacientes, cojos, y los viles e indignos se pasearán por las calles, oirán misa, comulgarán a diario, caminarán desentendidos, libres, con la frente en alto, respetados y honorables transmitiéndoles a su heredad la falsa leyenda de que fueron héroes o santos, beneméritos, virtuosos, filantrópicos y misericordiosos cuando la realidad es que fueron traidores, infiltrados, cobardes, delatores, falsificadores, golpistas, ladinos, mujeriegos, irresponsables, atracadores enflusados sobresalientes por su deshonestidad e indolencia.

Cada vez que algún investigador se envalentona y decide relatar los hechos tal y como ocurrieron, revelando el oscuro proceder de indecorosos y ruines protagonistas, aparece un consejero inconsulto, un benefactor inesperado, un consultor gratuito que recomienda tener cuidado, tachar nombres, borrar comportamientos porque la verdad puede acarrearle al osado autor serios problemas con los hijos y otros parientes del personaje descubierto en su pasada realidad vergonzosa, descarada, cuestionable, sucia, muy negra.

No importa que tenga pruebas documentales escritas, testimonios grabados de testigos y actores o la declaración de víctimas de sus actuaciones desalmadas y perversas. “No lo pongas, te pueden demandar”. Tienen dinero, posesiones y bienes heredados de su incondicionalidad cruel y salvaje, de un “braguetazo”, de su premiado rol de testaferros. Siguen intocables hasta la hora de su muerte “en la paz del Señor”, “cristianamente”, aunque sus vidas hayan sido la más espléndida ocasión de pecar.

Y tras su viaje al más allá dejan una sucesión afilada para defender cualquier nota que afecte la “conducta intachable y vertical” de bisabuelos y abuelos que fueron notables malandrines, alcahuetes, adúlteros, explotadores, chulos, ladrones, pandilleros, asaltantes, bandidos, asesinos.

Han sido parte de todos los procesos de la historia. Estuvieron haciendo de las suyas en guerrillas, revoluciones, golpes de Estado contra mandatarios democráticos, en el trujillato, los gobiernos de facto, la transición y la relativa libertad. Actuaron como aparentes rebeldes en los ensangrentados 12 años balagueristas aunque la generalidad los conozca como activos militantes de la izquierda. En comandantes y líderes hay una mancha porque no en todos primó el arrojo, la lealtad, la probidad, el decoro.

Pero jamás se podrá contar el bochorno de su pasado. Seguirán como gloriosos soldados del honor y de la Patria aunque estén muertos: “Tienen familia. No te metas en problemas”.

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