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ÁNGELA PEÑA
Este libro ameno, documentado, escrito con claridad y sencillez, es un valioso esfuerzo intelectual, retrato de dos siglos en la vida de un pueblo evolucionado, floreciente, próspero, que no deja de ser historia que se extiende a la República.
La mayoría de los dominicanos, aunque no sean de Higüey, se sentirán familiarizados con los personajes, anécdotas, situaciones, lugares que ocupan las más de 300 páginas escritas por José C. de Jesús Reyes (Chichí), con prólogo de don Bienvenido Álvarez Vega, su colega de profesión y distinguido hijo de la higüeyanía.
El autor no dejó en el tintero casi a ningún protagonista que desde 1893 tuviera que ver con la vida artística, religiosa, social, cultural, política, económica, turística y artesanal de aquella comunidad madre del Conjunto Quisqueya, el trío Los Magníficos, Yegua Bola, Guandulito, Cacao, con su boca de diablo y corazón de Dios.
Protagonistas higüeyanos va a ser devorado con entusiasmo por mayores y jóvenes pues a pesar de que relata episodios del ayer lejano, el contenido parte principalmente de los años 50 del siglo pasado hasta un presente tan reciente como el que fue sacudido por la violación de niños y niñas en el albergue de San Rafael del Yuma, triste acontecimiento del que José de Jesús Reyes ofrece todos los pormenores.
Las conmovedoras historias de héroes y mártires las revela el comunicador con el mismo desenfado con que narra el censurable proceder de los villanos. Los asesinatos de Guido Gil y Ramón Marrero Aristy, la patriótica actuación de Ángel Merino hijo (Lila), Homero Pumarol Peguero, José Padua (Josesito), descendientes de higüeyanos y romanense, respectivamente, alzados en la loma de La Berrenda, de Miches, durante la guerrilla de Manolo Tavárez, tan trágicos como el de Manuel y Pepín Soto Rijo, asesinados en El Laurel.
Figuran, en otro orden, el funesto trujillista Félix W. Bernardino (Buchilay), definido como Nuevo Atila de Higüey en un extenso capítulo que refiere sus excesos, y otros higüeyanos, compañeros de arbitrariedades de esa era nefasta.
Es probablemente la narración más completa de ese periodo de ese pueblo de la Virgen de la Altagracia premiado con playas tan espléndidas, escenario de tantos personajes pintorescos. Maestros, escritores, panaderos, periodistas, fotógrafos, ganaderos, abogados, funcionarios, bomberos, carpinteros, párrocos, zapateros, deportistas, son parte de esos especiales pobladores que con sus aportes o con sus pleitos, con hidalguía admirable o con despreciable mezquindad se convirtieron en famosos Protagonistas higüeyanos.
