Médicas bajo acoso sexual

Médicas bajo acoso sexual

La prestigiosa y afamada revista científica semanal The New England Journal of Medicine trae en su edición correspondiente al 25 de octubre de 2018 un llamativo artículo titulado “Poniendo fin al acoso sexual en la medicina académica”, bajo la autoría de los doctores Víctor J. Dzau y Paula A. Johnson. Estos profesionales de la medicina se hacen eco de un reporte de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, conocidas bajo las siglas en inglés de NASEM. Se trata de un sondeo realizado en las Universidades de Texas y de Pennsylvania, en julio de 2018. En dicha investigación se encontró que 45% de las estudiantes de medicina de Texas y el 50% de las de Pennsylvania habían sido asediadas sexualmente por miembros de la facultad y el cuerpo de profesores, en tanto que lo mismo sucedió con 20% de las estudiantes de ciencias y 25% de las de ingeniería en Texas, así como en el 42% y 32% respectivamente de las alumnas de la Universidad Estatal de Pennsylvania. El estudio demostró que el acoso sexual femenino se produce con mayor frecuencia en aquellos ambientes en que los hombres son mayoría. Las acosadas son más propensas a padecer síntomas de depresión, estrés y ansiedad, amén de una baja autoestima, trastornos digestivos, aumento en el uso de medicamentos y mayor consumo de alcohol.
Las doctoras Esther K. Choo, Jane van Dis y Dara Kass también comentan en otro artículo de la revista la sorprendente investigación, y lo titulan: ¿Llegó la hora para la Medicina? Solo el tiempo lo dirá. Describen el acoso sexual como conductas verbales y no verbales que conllevan hostilidad, exclusión y subestimación con efectos negativos en profesionales femeninas en detrimento de la salud física y psicológica. Hablan de historias de autoridades académicas que han abusado por años de femeninas sin que se les aplique sanción alguna. Declaran que el hecho de que a las doctoras se les pague menos por igual trabajo y se les promueva más tardíamente que a los doctores contribuye a reducir la capacidad de denuncia del asedio sexual. Concluyen expresando que la persistencia de las disparidades en los salarios, retraso en las promociones y obstáculos para el desarrollo constituyen parte integral de la maquinaria que facilita los abusos de género de todas clases.
Mientras leía y reflexionaba sobre el tema me preguntaba cuáles serían los resultados si este tipo de investigación se llevara a cabo en nuestras Escuelas de Medicina, Centros de entrenamiento incluyendo hospitales, clínicas y consultorios. Se trata de un espinoso y delicado tema en donde la impotencia, el bochorno y el miedo paralizan cualquier acción de denuncia al respecto. Se de víctimas en el pasado que prefirieron el silencio frente a la alternativa de enfrentar a un superior jerárquico por entender que se trataría del cuento del huevo y la piedra. Sirve de aliento conocer que hay lugares en el mundo donde la violencia de género es un delito y que actrices, secretarias, maestras, enfermeras y ahora médicas han tenido la valentía y la firmeza para desenmascarar a delincuentes investidos de autoridades que abusan de sus puestos para complacer instintos primitivos de un Eros latente en la psiquis de tales individuos.
Poco a poco avanzamos hacia la anhelada meta de paridad de género en los centros de estudio, entrenamiento y de trabajo para médicos y médicas.

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