Medicina preventiva ¿Mito o realidad?

Medicina preventiva ¿Mito o realidad?

Doctora Lenisse Candelario
Médico Familiar del HGPS
En los últimos tiempos hemos sido bombardeados, en el ámbito médico y social, por múltiples campañas que se enfocan en el esfuerzo de prevenir las enfermedades o las complicaciones tempranas y tardías de las mismas, pero ¿hasta qué punto es esto posible y cómo asume la población médica y no médica esta realidad?
Existe en medicina lo que hemos denominado “historia natural de la enfermedad”. Este enunciado corresponde a la descripción mediante un conjunto de signos y síntomas de una enfermedad o trastorno especifico, de ahí que podemos decir que un paciente que presente fiebres, malestar general, cefalea retro ocular, dolor abdominal y un hemograma con una disminución en el conteo de los glóbulos blancos y las plaquetas, podría estar cursando con un dengue, ya que estos síntomas corresponden a su historia natural, es decir, los signos y síntomas más frecuentemente vistos en los pacientes en los que se ha confirmado la enfermedad.
¿Cuál es el valor de esta historia? Que así como podemos predecir situaciones futuras en una enfermedad aguda, también lo podemos hacer con una enfermedad crónica, de ahí que hemos podido confirmar a través de la observación en el tiempo, que los pacientes diabéticos en un alto porcentaje tienen complicaciones renales y los hipertensos pueden tener trastornos visuales producto de esta enfermedad. Con el tiempo comprobamos que ciertos resultados en laboratorios, aunados a factores genéticos y medioambientales en un paciente específico pueden estar relacionados con el desarrollo de enfermedades.
Cada vez es mayor el número de personas que se inclinan a la realización de un chequeo anual asintomático y se animan a realizar cambios en su estilo de vida; también somos más los médicos que incluimos en nuestra práctica clínica un enfoque preventivo.
Y ¿cuál es el peso que tiene esta práctica en el paciente? La detección temprana permite un tratamiento oportuno, reduciendo el número de medicamentos; además es posible tomar medidas que reduzcan la posibilidad de aparición de las complicaciones. La creación de un plan que permitiera el desarrollo de los principios de la medicina preventiva de forma práctica dio como resultado estrategias basadas en pilares bien definidos.
La prevención primaria se basa en la promoción y educación para la salud. Es una estrategia económica que abarca el grueso de la población y que debe involucrar distintos sectores: políticos, sociales, comunitarios y médico, cuyo enfoque consiste en brindar herramientas a los pacientes tanto para evitar enfermedades, como para que aprendan a manejar las que ya padecen, de tal suerte que podamos mejorar su calidad de vida.
Detectar estas complicaciones a tiempo nos permite realizar prevención secundaria. A través de esta estrategia, buscamos identificar evidencia física de algún daño que no pudimos evitar a través de la prevención primaria, pero que aun estando latente nos permite una intervención temprana basada en el pesquizaje médico.
Un ejemplo de esto lo constituye la realización de papanicolau en la mujer, que nos permite identificar lesiones cervicales. Esta lesión inicial no se pudo prevenir, pero podemos hacer intervenciones pertinentes, que mejoren el pronóstico de la paciente.

Qué es una estrategia de prevención terciaria

Otra estrategia en salud es la prevención terciaria, que por mucho tiempo ocupó la base del sistema de salud, ya que tiene su enfoque en la curación y control de las enfermedades. Continuando el ejemplo de la paciente con la lesión cervical, una vez se haga el estadiaje (clasificación de la extensión y gravedad de una enfermedad), una estrategia de prevención terciaria sería realizar una conización de la paciente, que implica una intervención con la cual se podría evitar la expansión y profundización de la lesión inicial. Finalmente, existe la prevención cuaternaria, basada en la rehabilitación, y con ella, la inclusión social, laboral y familiar del individuo.
En atención primaria nos enfocamos en brindar al paciente un ejercicio integral de la medicina, que busca realizar intervenciones oportunas en el paciente, trabajando en equipo, poniendo en sus manos las herramientas que le permitan mantener una vida saludable.
Alimentación: La tercera medicina. Louis Pasteur dijo “El germen no es nada, el terreno lo es todo”, en referencia a la importancia de mantener un buen estado constitucional de salud, de tal suerte que pudiese resistir las agresiones del medio.
En 1757, James Lind fue el primer científico en identificar una enfermedad a partir de un déficit vitamínico específico. Notó que los marineros que salían a las cruzadas regresaban con lesiones en la cavidad oral, pelo quebradizo, dificultad para la cicatrización y hemorragias. Experimentó dándoles naranjas para que consumieran en el transcurso del viaje y quienes las comían no presentaban estos síntomas, Lind descubrió el escorbuto, enfermedad producida por el déficit de vitamina C.

Enfermedades ocasionadas por déficit de medicamentos

No existen enfermedades ocasionadas por déficit de medicamentos. A nadie le duele la cabeza por déficit de acetaminofén, pero sí es posible presentar anemias por déficit de folatos o beriberi por déficit de B1 (tiamina), entonces es importante cuidar lo que comemos.
El estilo de vida de la “civilización” ha traído consigo la industrialización de la comida, encontrándonos frente a opciones poco saludables, alto contenido calórico, bajo índice en vitaminas y minerales y con el advenimiento de este estilo de vida, ha habido una aparición cada vez más notoria de enfermedades que anteriormente eran raras en pacientes jóvenes: cáncer de colon, diabetes, hipertensión arterial, infartos cardiacos y cerebrales. Estas son alertas para la población en general, son llamados para que hagamos una reestructuración de nuestro estilo de vida y nuestra forma de alimentarnos y para la clase médica, un recordatorio de que aún nos queda mucho por hacer.
¿Qué estamos haciendo hoy? El auge de la medicina preventiva ha venido de la mano con el desplazamiento del médico del papel protagónico; hoy día estamos haciendo medicina desde otra óptica, acompañando a un paciente que está orientado, que conoce su enfermedad, que toma decisiones y se involucra en su proceso. El paciente ha tomado el rol principal en esta historia y nosotros ofrecemos la capacidad técnica, científica y práctica, para orientarle sobre las opciones o estrategias que pueden mejorar su salud.
Hemos pasado de una relación paternalista a una convivencia multidisciplinaria, que gira en torno a un paciente que tiene voz y voto, un paciente empoderado que se hace responsable de su estado de salud.

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