Medición de la pobreza multidimensional: nuevo paradigma para el desarrollo sostenible

Medición de la pobreza multidimensional: nuevo paradigma para el desarrollo sostenible

En su discurso inaugural de enero de 1961, el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy marcó un punto de inflexión y reflexión para la ayuda al desarrollo en el mundo y el enfoque de derechos con la célebre frase “Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”[1]. Casi sesenta años después, la Agenda 2030, con la adopción de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), captura la esencia del mensaje a través del principio de “no dejar a nadie atrás” y el fomento de nuevas estrategias de medición de la pobreza extrema y patrones de desigualdad.
El ODS 1 “Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo” incluye una meta novedosa para monitorizar el avance en la consecución del objetivo. La meta 1.2 insta a “De aquí a 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales”. Con ella y su indicador asociado se introduce el espacio político y técnico para medir y reportar la incidencia de la pobreza multidimensional en un país.
Uno de los instrumentos fomentados por organismos internacionales, a partir del método Foster-Alkire, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la iniciativa de Oxford para la Pobreza y el Desarrollo Humano (OPHI), es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Los IPM globales permiten comparabilidad intra e inter-regional. Actualmente este se mide en 102 países y a junio de 2016 cubre el 75% de la población mundial registrando 1.6 billones de personas multidimensionalmente pobres[2]. En cambio, los IPM nacionales reflejan las realidades y contextos locales identificando privaciones que persisten a pesar del aumento del ingreso; aportando herramientas para delinear políticas y estrategias antipobreza.
Recientemente a República Dominicana dio un paso crucial con el lanzamiento de su IPM-RD y su IPM-LA, imprimiendo velocidad en la implementación de la Agenda 2030. A diferencia del IPM global, que mide tres dimensiones: salud, educación y nivel de vida, el IPM-RD, a través de un proceso inclusivo de consultas, identificó dos nuevas dimensiones: sustento y trabajo, y brecha digital y convivencia, que comprenden indicadores de seguridad ciudadana, discriminación, autonomía, brecha digital y vulnerabilidad frente a eventos climáticos, elaborando además una ficha de levantamiento a nivel de hogar para su cálculo.
El IPM-RD permite complementar medidas monetarias y abrir un espacio para diseñar intervenciones integrales, que permitan identificar mejor las privaciones y las respuestas de política pública. También fomenta el debate sobre ¿cómo se medirá el progreso de los países para lograr los ODS?, si se medirán uno por uno o si se creará un índice que mida avances en varios ODS combinados. Sin lugar a dudas, este índice contribuirá a dilucidar estas preguntas en la República Dominicana.
*Representante residente adjunta del PNUD

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