En una conversación telefónica, Azzi señaló que «los médicos sirios trabajan en clínicas y hospitales violando la ley libanesa, que lo prohíbe».

Esas actuaciones, aseguró, afectan a otras profesiones liberales «en contra de los derechos de los profesionales locales y favoreciendo la huida de cerebros».

Según el ministro, el Líbano debe tomar «decisiones valientes» en relación con los refugiados sirios, ya que el país «no puede soportar ni uno más».

«La ONU debe ayudar al Líbano a salir de esta crisis existencial y no limitar su acción a la ayuda humanitaria», destacó.

Según las estimaciones de su departamento, los trabajadores sirios constituyen el 47 % de la mano de obra en el Líbano.

El impacto de los refugiados sirios en la vida económica del Líbano ha aumentado de modo considerable y varios responsables han llamado la atención sobre su incidencia en el sector sanitario.

El presidente de la Comisión parlamentaria de Sanidad, Atef Majdalani, afirmó hoy en declaraciones al periódico An Nahar que los médicos y enfermeras sirios ejercen de modo ilegal en hospitales y clínicas del valle oriental de la Bekaa.

Majdalani instó al Colegio de Médicos y a los doctores libaneses a defender sus derechos, y señaló que no hay estadísticas sobre el número de extranjeros trabajando ilegalmente en ese sector.

Por su parte, el ministro libanés de Salud, Waeb Abu Faur, afirmó al mismo diario que las autoridades libanesas «no pueden impedir que un médico ayude a sus compatriotas», en alusión a los voluntarios sirios que atienden a los refugiados en zonas fronterizas, en especial en la región de Arsal (noreste), limítrofe con Siria.

El director adjunto para Oriente Medio de Human Rights Watch (HRW), Nadim Hury, señaló a Efe que no existen datos de ese fenómeno, al tiempo que defendió que los médicos sirios solo atienden a sus compatriotas y que, en cambio, los libaneses no los suelen consultar.

Según el último informe del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), hay alrededor de 1,12 millón de sirios en el Líbano, por lo que se espera que a final de año representen más de un tercio de la población de ese país, de unos cuatro millones.