…Y seréis escuchados

…Y seréis escuchados

En la versión criolla, aplatanada, de la llamada democracia representativa, el verbo consensuar es el más difícil de conjugar, a pesar de que, paradójicamente, está en boca de todo el mundo y es una palabra tan manoseada como una moneda  vieja y devaluada. Por eso no me hago muchas ilusiones con el diálogo político del que deberá salir una Ley de Partidos  y Electoral consensuadas, que definirá también, por consenso, los perfiles de los integrantes de la JCE  y el TSE. Pero hay que seguir intentándolo, actuar como si todavía creyéramos que es posible un diálogo  incluyente y participativo en el que los dialogantes depongan sus intereses  particulares en beneficio del país, su democracia y sus ciudadanos. Por eso saludo  el anuncio de monseñor Agripino Núñez Collado de que los partidos  acordaron escuchar a cuatro representantes de la Coalición por la Institucionalidad Democrática, que podrán participar en la reunión a celebrarse el martes 13 de  septiembre y exponer allí sus sugerencias. Núñez Collado aclaró, sin embargo, que todavía   no han sido aceptados  como miembros de la mesa,  y que corresponde al Comité Político decidir si acepta su permanencia de manera formal en las discusiones. Serán entonces los 35 miembros del máximo organismo de dirección del PLD, el partido que controla todos los poderes del Estado (y un chin más), quienes finalmente decidirán si se toman en cuenta las opiniones y sugerencias de la sociedad civil, que aboga por que los miembros  de la JCE y las altas cortes sean “apartidistas, que garanticen la equidad, independencia e imparcialidad de sus actuaciones y que solo estén comprometidos con la aplicación correcta de las leyes”, o si le imponen al resto de la sociedad, como han hecho hasta ahora, sus intereses de Partido-Estado, ignorando los necesarios consensos que garantizan una gobernabilidad duradera y sin traumas.

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