A pesar de que sabían que a las costas dominicanas volvería el sargazo luego de la crisis del 2015, las autoridades y el sector hotelero no aprendieron la lección y no tomaron medidas. Hoy, tres años después, las playas vuelven a ser invadidas por esa algas.
En aquella ocasión se hicieron varias propuestas para su retiro. Sin embargo, hasta el momento ninguna autoridad se ha referido a la situación.
Incluso hasta se planteó aprovechar esas algas para producir biomasa u otros productos y que se usarían informaciones de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) sobre el monitoreo de estas algas cuando salieran rumbo al Caribe y así tomar medidas preventivas.
A la fecha se ha reportado un gran cúmulo de sargazo en las playas del Este y del Sur, afectando la visita de turistas. Incluso hace cuatro días afectaron la generadora Itabo I, lo que provocó una reducción en la producción de energía.
Propuestas. En octubre del 2015, los ministerios de Medio Ambiente, Turismo y 23 alcaldías anunciaron la adquisición de equipos y vehículos para el retiro de algas y la compra de 800 metros de mallas para ser colocadas como barreras para bloquear y captar las plantas que lleguen a las costas y luego proceder a su recolección y disposición final.
Aunque se hicieron limpiezas en muchos casos no se realizaron completas o con el protocolo definido para evitar la pérdida de la arena adherida a las algas, pequeñas especies y la disposición en lugares apartados debido al hedor que tienen al descomponerse.
Mientras que las mallas quedaron pendientes. Cabe destacar que algunos hoteles han adoptado planes de contingencia particulares con la colocación de barreras que impidan la llegada de las algas a las playas de gran uso turístico.
Manejo. El protocolo de manejo diseñado por Medio Ambiente insta a colectar diariamente, de manera manual, las algas en las playas, evitando la pérdida de arena; retirarlas y depositarlas en áreas aisladas para su secado y posterior deposición en lugares apropiados para desechos orgánicos; utilizar rastrillos, escobas o arañas; enterrarlas fuera del área de playa y no usar maquinarias mecánicas pesadas, como retroexcavadoras, para su retiro, debido al fuerte impacto que ocasionan y que afecta su estabilidad.