Medidas excepcionales

Medidas excepcionales

El PIB atenuó su ritmo de avance hasta 4.7% en enero-junio de este año, inferior a la experiencia de los últimos años. Lo atribuyo a un pobre desempeño del consumo y la inversión, aumentaron pero menos de lo esperado, por la incertidumbre política interna que ha estado prevaleciendo, redujo la confianza de consumidores e inversores, no obstante la poca inflación, incluso negativa en seis de los pasados doce meses.
Pese a que el salario mínimo estuvo congelado durante varios años, la realidad es que la estabilidad del crecimiento de los precios en un nivel por debajo de la meta limitó la pérdida de poder de compra del ingreso del trabajador, pudo adquirir más productos y servicios que cuando aumentaban más.
El comportamiento de las exportaciones también desaceleró el PIB, tras un buen desempeño el año pasado se comportaron menos dinámica el pasado semestre, no obstante la ganancia de competitividad de la economía respecto a otros países, por la baja inflación y salario mínimo congelado. Como las importaciones aumentaron, el resultado de las trayectorias fue una aportación negativa del sector exterior neto al crecimiento de la economía en el semestre. Debió incidir la caída del comercio mundial que el FMI atribuyó a la guerra arancelaria de Trump, pronostica que este año desacelera (3.2%) la economía mundial, también la de América Latina y el Caribe (0.6%).
El Banco Central constató la menor demanda interna, contraatacó con medidas monetarias expansivas, a final de los meses de mayo y junio utilizó su artillería pesada, aumentó la masa de dinero en los bancos comerciales para que lo presten a la producción y al consumo, lo combinó con abaratamiento de su tasa de política monetaria.

En pocas semanas los estímulos comenzaron a sentirse en el sector real de la economía, los desembolsos a empresas pequeñas, medianas, grandes y al consumo sumaron RD$13,108.4 millones al 30 de julio, un 38.1% de los fondos liberados del encaje legal. Se espera aceleración de los efectos positivos por las medidas monetarias de la semana pasada, el costo del dinero se redujo en medio punto más y se inyectaron RD$5,154.9 millones adicionales para préstamos interinos a la construcción de viviendas.
No hay duda, los resultados están dando razón a John M. Keynes, quien decía que «la política monetaria es como una cuerda en manos de los bancos centrales, que pueden tirar de ella bajando el precio del dinero para generar actividades económicas».
Las acciones directas del Banco Central que aumentan la oferta de crédito, abaratan el financiamiento del sistema financiero y el dinero que llega a los consumidores y empresas, antes de finalizar el año deberán adentrarse en la economía real para mantener el ritmo de crecimiento en el terreno de rápida aceleración.
Finalizo con esta reflexión. Como la pobreza y la desigualdad se rompen para siempre solo si somos capaces de mantener alto el crecimiento del PIB durante un largo periodo, el reto de los políticos, empresarios y consumidores, es evitar que cambie la positiva expectativa de familias y empresas que en los últimos años hizo posible que nuestra economía sea considerada como la de mayor expansión y la que más inversión extranjera directa atrae en la Región. Se preserva evitando preocupación por inestabilidad política.