Por ROSARIO TIFÁ
En un país como el nuestro, caracterizado por un eterno verano, el cuerpo y particularmente la cara, por estar más expuesta al sol, sufre más los problemas causados por la hidratación los que se pueden remediar al agregar una dosis extra de agua.

Al añadir más agua a nuestros habituados cuidados logramos una piel más joven, esplendorosa y sana.

La revista Prevenir en su sección “Belleza Soluciones” refiere que por debajo de un 10/15 por ciento de agua, la piel es incapaz de mantener los niveles hídricos necesarios para protegerse de las agresiones externas por lo que debe ser hidratada.

Indica que esa extrema hidratación se consigue de la siguiente manera:

Usando cremas de hidratación 24 horas y beber, al menos, dos litros de agua diarios.

Evitando que sea afectada por el aire acondicionado, bajando un poco el volumen del aparato.

Alimentando la piel adecuadamente evitando el alcohol, las especies fuertes, el picante, las grasas y el café.

Exfoliándola periódicamente, retirando las células muertas que se acumulan en la superficie y así lograr también que las capas más profundas de la piel queden hidratadas.

Usando mucha vitamina C, pues ésta estimula la producción de colágeno y elastina. Las fresas, el kiwi, mango, albaricoque, naranja, son parte de las frutas que contienen esa vitamina y es aconsejable comer.

Qué provoca resequedad de la piel

El jabón de tocador tradicional.

El sol y el viento. El rostro es la parte más desprotegida del cuerpo, debido a que está “ desnuda” todo el tiempo.

Enfermedades acompañadas de fiebre.

Los desequilibrios hormonales, en especial en la premenopausia y la menopausia.

La pérdida de ácidos grasos asociada a la edad.

El estrés, los nervios y la ansiedad.