Medidas preventivas para un envejecimiento saludable

Medidas preventivas para un envejecimiento saludable

En el campo de la geriatría y la gerontología desde finales del siglo XX está ocurriendo una verdadera transición demográfica, ya que gracias a los avances de la ciencia médica en el área de la farmacología y a la eliminación o control de las grandes epidemias de enfermedades infecciosas la población de adultos mayores ha alcanzado una proporción jamás observada en la historia humana.

De hecho la proporción de centenarios es la que más rápido crece en la población. Esto ha generado un incremento importante de recursos económicos, recursos humanos, discusiones éticas profundas y sobre todo un cambio radical en nuestras creencia y el pensamiento común sobre los “viejos y el envejeciente”, que en la actualidad es el grupo etario que presenta mayor diversidad física, mental y social lo que hace de esencial importancia medidas preventivas de detección temprana de enfermedades o incapacidades para retrasar los fenómenos acompañantes del envejecimiento y garantizar una rehabilitación precoz y eficaz para lograr niveles funcionales altos en los ancianos.

Las medidas preventivas en el adulto mayor, más que su propósito sea prolongar la vida, están destinadas a incrementar la esperanza de vida libre de enfermedad (evle) y a mantener la integridad funcional del individuo. En ese sentido, hemos resumido las siguientes recomendaciones:

1.-La prevención primaria: como su nombre lo dice se basa en la intervención anticipada con el objetivo de impedir el desarrollo o aparición de enfermedades, está orientada a la implementación de hábitos saludables y la erradicación de factores de riesgos. Esto incluye: prevención de caídas, vacunación contra la gripe y neumonía una vez por año, papanicolau, examen prostático, examen de mama, examen visual, auditivo, dental, chequeo médico rutinario para el control de enfermedades mediante consultas periódicas o visitas domiciliaras, eliminación de hábitos tóxicos (alcohol, tabaco), vigilar el cumplimiento de la prescripciones médicas, prevención y tratamiento de hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia, osteoporosis, enfermedades diarreicas, úlceras por decúbito, encamamiento, enfermedades cerebro vasculares, enfermedad tiroidea, caries dentales, entre otras.

2.-Es necesario mantener una dieta adecuada y vigilar el balance alimenticio para evitar la desnutrición; se recomienda tres comidas básicas, dos meriendas diarias, aumentar la ingesta de proteína, bajar el consumo de grasas, sal y azúcares, incrementar el consumo de alimentos con vitaminas a, d, e, c y calcio, evitar la deshidratación, ingerir de 2 a 2.5 litros de agua diario, aumentar el consumo de fibras para evitar el estreñimiento.

3.-Es muy oportuno mantener una adecuada actividad física mediante la realización de ejercicios por lo menos cinco (5) veces a la semana. Se ha demostrado que mejora la movilidad, la coordinación, la lucidez mental, el aparato cardiovascular, previene la pérdida de masa muscular y ósea, reduce la tensión arterial y los niveles de colesterol, mejora el control de la diabetes y evita la osteoporosis.

4.-Es importante socializar y evitar el aislamiento social del envejeciente ya que es fundamental con miras a evitar el deterioro mental y cognitivo que pueden ser propios de la edad avanzada.

 

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