Los forjadores de la reforma constitucional pro reelección presidencial han ignorado un factor determinante, desapercibido también en todas las encuestas: el historial antireeleccionista del Presidente Danilo Medina, un político que, en esta materia, ha sido coherente durante los últimos 45 años.

Discípulo del maestro Juan Bosch, fundador y guía del PLD, el actual mandatario luchó activamente contra las cinco reelecciones de Joaquín Balaguer, entre 1970 y 1994. Pero la elección del viejo caudillo en 1990 tuvo un sabor amargo para los peledeístas, porque ocurrió a expensas de una complicada derrota de Bosch, favorito en las encuestas, víctima de alegadas maniobras fraudulentas. Medina resultó electo diputado tras esa barahúnda.

Nuevamente el intento reeleccionista de Balaguer en 1994 provocó una crisis electoral que casi desborda la gobernabilidad. Esta vez, el entonces candidato socialdemócrata José Francisco Pena Gómez, del PRD, logró desmontar una maquinaria fraudulenta estructurada sobre una campaña racista en su contra, que acusaba al líder sepia de pro haitiano y extranjero.

Dicha crisis fue saldada por un acuerdo de ultima hora entre Balaguer y Peña Gómez, cuyo original resultó alterado en el Congreso, que redujo a dos años el mandato del octogenario caudillo, estableció la mayoría del 50% más uno para ganar, colegios electorales cerrados, doble vuelta electoral y prohibió la reelección presidencial. A Medina le correspondió sancionar esas normativas, pues era el presidente de la Cámara de Diputados.

Ocho años después, el presidente Hipólito Mejía aprovechó su mayoría congresual perredeísta, reintrodujo la reelección por un periodo único y consecutivo, pero sucumbió electoralmente. Medina, candidato derrotado en la elección del 2000, rechazó la tal modalidad estadounidense para, en 2010, favorecer la actual versión que prohíbe la reelección presidencial consecutiva.

¿Ahora vestirá Medina el traje reeleccionista? Los forjadores de la reforma constitucional desconocen su historial antireeleccionista.