Medio ambiente

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Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Todas las semanas, el gobernador provincial visitaba una sección de cualquier municipio de la provincia con el fin de instruir, informar, educar la población, sobre las leyes modificadas y las nuevas leyes. De esa manera se cumplía con la Constitución que presume que las leyes deben ser conocidas por todos los ciudadanos, lo cual es una creencia que afecta, en ocasiones, la libertad de acción de la gente.

En materia de educación andamos tan perdidos, como los niños que se fueron tras las notas pegajosas de la flauta del músico del cuento infantil, que dejó sin los pequeños la aldea de Hamelin.

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¿Cuán claros estamos, autoridades y gobernados en las disponibilidades de energía que tiene el país?

Realmente, ¿qué tenemos en materia de energía, de qué disponemos?

Mi abuelita Rosario Piñeyro, nacida en Azua hacia 1890, contaba que entonces se iluminaban con algo que brotaba del suelo cuyo nombre se desconocía.

En la década de 1950 corría en Barahona una conseja según la cual el petróleo de Venezuela pasaba por la costa caribe de nuestro país y Trujillo había firmado un acuerdo de no explotación para no afectar el volumen de beneficios de los venezolanos.

Años después ocurrió lo de Charco Largo, en Azua. Pese a ese fracaso se asegura que hay petróleo en República Dominicana o en sus aguas limítrofes

Nadie sabe cuántos millones de pies, de metros de maderas preciosas fueron exportados desde nuestro país para Europa desde el descubrimiento en adelante. Lo que si es posible que se pueda demostrar es que se cortaron los árboles y no se dispuso, no se ejecutó, un programa de repoblación forestal,

Sin agua no hay vida, es una verdad indiscutible, y para ello hay un ciclo que incluye tierra, población forestal y administración adecuada del medio ambiente, la cual manda corte, siembra, cuidado de los cultivos y vuelta al ciclo, ahora organizado y dirigido por la autoridad.

Tenemos agua, tierra y un clima benigno pero carecemos de educación, de respeto a la autoridad, así como de autoridades que no sean las primeras en abusar de su condición para depredar los bosques.

Como recursos naturales tenemos el sol y los vientos que ya comenzamos a explotar a escala comercial, debemos explotar las mareas y las profundidades marinas. Tenemos que organizar la tenencia, hacer respetar la propiedad de la tierra y optimizar el uso adecuado de la misma. Tenemos que amar el bosque como fuente de vida y explotarlo con eficiencia para beneficio de todos.

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