Medio siglo de excelencia

Medio siglo de excelencia

La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra ha cumplido medio siglo de existencia, con una  trayectoria ascendente en calidad y prestigio y con sólidos aportes al progreso de la nación. El mejor testimonio de su excelencia académica pueden darlo las empresas locales y extranjeras que han contratado los servicios de egresados de esa academia, que hoy ocupan posiciones de altas responsabilidades exhibiendo las mejores prestaciones técnicas. Con el surgimiento de la Madre y Maestra el país dio un paso trascendental para ayudar a responder a la demanda de profesionales de altas calificaciones que se necesitan  para impulsar el desarrollo económico y tecnológico.

La Madre y Maestra es uno de los grandes aportes que la Iglesia Católica ha hecho al país. Su fundación en la ciudad de Santiago llenó de entusiasmo a sectores empeñados en el desarrollo integral de la región y la nación. El tiempo le ha dado la razón a quienes confiaron desde el principio en que esta universidad llegaría a convertirse en el núcleo de la preparación de profesionales de altos méritos para liderar la búsqueda del progreso económico y social. Además, con su rector a la cabeza, la Madre y Maestra ha sido la entidad por excelencia en la mediación y solución de grandes conflictos surgidos en el país. A través de su rector, monseñor Agripino Núñez Collado, nuestro reconocimiento a esta casa del conocimiento.

¿Principio del fin de las tragedias?

El Presidente Danilo Medina visitó La Barquita y allí prometió a sus habitantes que le buscará solución al drama humano que viven cada vez que el río Ozama aumenta su caudal. Esta promesa trascendental nos anima a creer que el Presidente está marcando en La Barquita el principio del fin de las tragedias que se producen en muchos puntos del país indudablemente peligrosos y no aptos para asentamientos humanos. Todos esos puntos están  identificados.

Algunas decisiones del mandatario nos indican que se inclina por cerrar el grifo del dispendio para mejorar el saldo de la enorme deuda social que han acumulado los distintos gobiernos con los pobres de este país. Su ofensiva contra la pobreza, y ahora la promesa a los olvidados de La Barquita son una buena señal. Que arranque en ese recodo del Ozama el final de las tragedias de quienes están asentados en zonas de alto  riesgo.

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