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Su diseño resguardaba a la mujer de exhibir parte de su cuerpo al llevar una prenda transparente y ajustada. Era una época en que la mujer se resistía a “dejar ver” dejando todo a la imaginación
POR ROSARIO TIFÁ
En siglos pasados la mujer era objeto de exigencias impuestas por las sociedades que giraban no solamente en el comportamiento, sino además en su forma de vestir, obligándolas a llevar una ropa muy regia que le cubría todo el cuerpo.
Los vestidos eran largos hasta tocar el suelo, mangas y cuellos alto y pesados refajos para un mayor resguardo de su anatomía. Exigencias que iban variando a medida que las sociedades se trasformaban y la mujer lograba su autonomía.
El calvario permaneció, con respecto a la ropa interior, cuando esas prendas dejaron de cumplir el encargo de ofrecer resguardo y garantizar la higiene personal para convertirse en prendas deseadas por la mujer, y en los tiempos modernos hasta por el hombre.
El diseño tradicional de las llamadas ropas íntimas en el siglo X1X era un traje de algodón tejido que cubría el cuerpo desde las muñecas hasta las rodillas que fue transformándose en un conjunto de dos piezas a finales del siglo XX.
Los bombachos se fueron achicando con el correr de los años, y se acortaron para acompañar las transformaciones del largo de las faldas.
El antecesor del brasier era el corset que tenía como objetivo principal achicar la cintura y enfatizar la altura del busto. Éste surge en l914, y es cuando la mujer se libera del corset.
Los diseñadores de ropa interior acentúan su creatividad y para mayor comodidad inventan el refajo y el mediofondo, piezas que comenzaron a desaparecer del armario de la mujer moderna a partir de los años 70 del pasado siglo, dejándoles su reinado a las mujeres mayores de edad.
Los refajos y mediofondos eran confeccionados en telas frescas como el algodón, seda y jersey adornados con finos encajes. Los colores que siempre predominaron fueron el blanco y crema.
Su diseño resguardaba a la mujer de exhibir parte de su cuerpo al llevar una prenda transparente y ajustada. Era una época en que la mujer se resistía a “dejar ver” dejando todo a la imaginación.
En el 1968 aparecen los leotardos confeccionados en nuevos materiales como la lycra y polilamida, piezas que favorecieron a la mujer que desea una alternativa para sentirse protegida y a la vez cómoda.
A partir de los años 70 aparecen las media panties, para sustituir radicalmente los mediofondos, confeccionadas en lycra, en color piel y posteriormente en otras tonalidades.
Definitivamente la mujer exigía más comodidad y el modernismo reemplazó todas estas prendas por el pantie y el brasier que continúan usando la gran mayoría.
