Medios de comunicación

Medios de comunicación

En la República Dominicana hay 330 emisoras radiofónicas, de las cuales 194 operan en frecuencia modulada (FM) y 136 estaciones en amplitud modulada (AM), más de 40 estaciones de televisión y más o menos 60 concesionarias de servicio de difusión por cable.

Nuestro país cuenta con ocho diarios nacionales y más de cien periódicos semanarios, quincenarios y mensuarios, que se publican en el Distrito Nacional, provincias y municipios del territorio nacional.

El número de periódicos diarios, meses atrás, era mayor. Razones económicas (déficit operacional) determinaron la salida de circulación de varios rotativos. Sin embargo, en las provincias y municipios la cantidad de periódicos ha aumentado significativamente y también es evidente el crecimiento en el número de estaciones radiofónicas y televisivas.

Se ha registrado gran avance cuantitativo, pero también cualitativo en término comunicacional. Ese avance habría que atribuirlo al crecimiento y desarrollo de la sociedad dominicana en sentido general, pero de forma particular a las modernas tecnologías que revolucionan la comunicación social.

A esas razones obedece el hecho de que la República Dominicana cuente hoy día con excelentes comunicadores, dotados de amplios conocimientos en informática, idiomas, economía, filosofía, sociología, leyes y otros campos importantes, contribuyendo a sí a la garantía segura en el éxito de su ejercicio profesional tanto en los diarios como en los medios electrónicos.

Con un número mayor de estaciones radiofónicas y televisivas, con más periódicos en las provincias y los municipios (inscribiéndose en lo que se denomina prensa alternativa), con tecnologías modernas ya eficaces y con periodistas con una mayor preparación cultural, el papel de la prensa en la República Dominicana se hace más amplio y eficiente.

De esa manera se informa mejor sobre los acontecimientos noticiosos nacionales e internacionales (haciendo buena selección, naturalmente) y se contribuye a edificar y educar de manera satisfactoria a la población.

Y por suerte, es mi parecer, en el país hay libertad de prensa. Los comunicadores sociales, desde agosto del año 1978, han tenido un ejercicio, salvo el caso de Narciso González y otros hechos (algunos del los cuales se pueden calificar de aislados), sin censura gubernamental, dentro de lo que establece el numeral 6 del Art. 8 de la Constitución de la República y la propia Ley 6132 sobre Expresión y Difusión del Pensamiento.

Hay algunos aspectos negativos, sin embargo, dentro del proceso que conlleva la difusión de los acontecimientos. Los comunicólogos siempre han reprochado la «manipulación y distorsión de los hechos», pero, independientemente de los intereses económicos, sociales, políticos, culturales y religiosos que pueden intervenir en los ejecutivos de los medios, la manipulación se produce (conforme a Mayobre Machado) desde el mismo momento en que el reportero selecciona el hecho noticioso. Para esa selección tuvo naturalmente que discriminar a otros hechos que, en ocasiones, son tan o más importantes.la distorsión involucra falta de ética y siempre ha personas que se prestan a estas malas prácticas.

Hay que precisar que los medios de comunicación social, incluyendo a los electrónicos, por su contenido, contribuyen al condicionamiento de conductas políticas, sociales, culturales ya religiosas. Y es un fenómeno que se produce en el ámbito mundial.

Algunos investigadores les atribuyen a los diarios falta de retroalimentación o comunicación de retorno, bajo el alegato de que las famosas cartas de los lectores no compensan en lo más mínimo el amplio flujo de informaciones y otros géneros periodísticos que difunden. Pero, pienso yo, )qué se puede hacer para equilibrar la balanza? Honestamente muy poco, porque un periódico no es un medio electrónico, donde a través de teléfono se puede establecer una conversación (inclusive). De hecho ya son muchos los programas interactivos en la radio y la televisión y eso es positivo.

Lo que se puede alegar, con propiedad, es que los diarios nacionales, sin excepción, casi no dedican espacios a los trabajos investigativos sobre problemáticas sociales. Los periódicos no están publicando reportajes sobre las precariedades, deficiencias y necesidades que atraviesan los más pobres. Por lo menos una página debía dedicarse a esos fines.

Finalmente, no puedo dejar de puntualizar la necesidad de legislar sobre un adecuado marco legal comunicacional. La ley 6132, elaborada en el gobierno del Consejo de Estado, está totalmente desfasada y sólo toca a los medios escritos. No dice nada sobre los medios audiovisuales, cuyo crecimiento cuantitativo y cualitativo es evidente y significativo. Y es precisamente en esos desmedro del honor de la persona.

el Reglamento 824 hace tiempo que también ameritaba su actualización, porque el mismo se refiere, sobre todo, a los espectáculos públicos.

Los abogados y periodistas que hay en el Congreso Nacional no deben de desaprovechar la oportunidad de someter proyectos sobre los aspectos de referencia y contribuir así a dotar a los comunicadores sociales de un adecuado y actualizado marco legal.

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