María es enfermera en un hospital de la capital. Debido a su trabajo, tiene una carga emocional muy fuerte, además que pasa muchas horas de pie, falta de sueño y, lo que más le duele, pasar mucho tiempo sin su familia.
Tal vez muchos de nosotros también nos vemos reflejados en este cuadro, donde el estrés se está apoderando cada día más de nuestras vidas, y sin una solución aparente.
Sin embargo, no tiene por qué ser así. Existen métodos alternativos y muy eficaces. Uno de ellos es la meditación.
Meditar se define como un estado del ser humano, en el que no existe el pensamiento. Guillermo Ferrara, autor del libro El arte de la meditación, explica que meditar no es reflexionar, ni pensar, ni concentrarse; simplemente es fusionarse con el presente, tomando conciencia del cuerpo, el alma y el entorno.
Beneficios físicos y mentales
Según estudios realizados en la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, la meditación fortalece significativamente el sistema inmunológico, combate la depresión, el estrés, la ansiedad. En muchos casos, la meditación bien dirigida puede mejorar y en hasta curar algunos trastornos como las adicciones, las alergias, disfunciones sexuales, digestivas y cardiovasculares. Además del insomnio y los dolores.
Asimismo, eleva el autoestima, ya que permite adquirir mayor seguridad en uno mismo. Reduce la tensión sanguínea y el cortisol (una hormona asociada al estrés).
¿Meditar ? ¿Por qué?
La mayoría de las personas que comienzan a practicar la meditación tienen un objetivo muy definido: reducir el estrés. Si tu motivación es esa, ten la seguridad de que has elegido bien; meditar es una excelente herramienta para combatir las tensiones. Pero el valor añadido es que la tranquilidad que obtienes en cada sesión se refleja también a otros ámbitos de y momentos de tu vida. Antes de darte cuenta, estarás de un estupendo humor y con una mejor actitud frente a la vida.
Meditar en 8 pasos
1. Elige el lugar y una hora, y procura no fallar ningún día. Crea un hábito, que puede ser al levantarte y antes de irte a dormir, y síguelo a rajatabla.
2. Cabeza, cuello y espalda deben estar en línea; colócate mirando hacia el este o el norte.
3. Educa a la mente a mantenerse tranquila durante las sesiones.
4. Regula la respiración, hasta llegar al tiempo deseado; contrólala y hazla cada vez más lenta.
5. Establece una pauta rítmica para la respiración, inhalando y después, exhalando.
6. Al principio, deja la mente a su aire, que vague por donde quiera; si la obligas, sólo conseguirás estresarte más.
7. También la mente ha de descansar, por lo que tienes que fijarte un punto focal, ya sea interno, dentro de tu organismo, o externo, algo material que tengas al alcance de la mirada.
8. La meditación se produce cuando alcanzas el estado llamado de pensamiento puro, en el que eres realmente consciente de todo tu entorno y de tu cuerpo.
Las claves
Consejos para iniciarte
1. Siéntate cómoda en el sofá
No fuerces una postura rígida, pero tampoco te desparrames en el asiento.
2. Cierra los ojos
Te servirá para activar al máximo el resto de tus sentidos: la audición, el olfato…
3. Ayúdate con música.
Pon una que te guste antes de empezar, si notas que eso te relaja. Apágala cuando empieces para que no te distraigas
4. Controla el tiempo
Así sabrás cómo vas progresando poco a poco.
Empieza probando durante 5 ó 10 minutos; luego, 15 y posteriormente 20, hasta llegar a media hora, que es lo recomendado.
5. Respira con normalidad
No olvides cerrar la boca; lo importante es centrarte en la respiración: concentra tu atención en la inspiración y la exhalación.
6. No te duermas.
Cuando notes que te desconcentras y que tu mente se dispersa, respira suave y pausadamente. Evita quedarte dormido, ya que ello anulará tu meditación.