Mediterráneo, mar de civilizaciones

Mediterráneo, mar de civilizaciones

De España a Chipre. Desde Libia hasta Croacia. El Mar Mediterráneo baña a distintos países, a distintas culturas, siendo testigo de miles de años de civilización europea. Hoy, el mare nostrum sigue siendo un destino obligado para quien quiera realizar un viaje que mezcle la playa y el descanso con la historia y la cultura.

El mar Mediterráneo engloba dentro de sí varios mares: el Adriático, el Tirreno, el Jónico y el Egeo son los más importantes. Sus aguas parecen estar insertadas en medio del continente, formando una curiosa figura que estaría cerrada de no ser por el Estrecho de Gibraltar. Baña a España, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Siria, Egipto, Libia, Túnez, Marruecos… en definitiva, a zonas que han sido claves en la historia de la humanidad. Sus aguas han sido transitadas por múltiples comerciantes a lo largo de los siglos, siendo los primeros en aprovechar todo su potencial los fenicios. También lo aprovecharon los romanos y los griegos para transportar mercancías y ejércitos.


Mediterráneo Mezcolanza de culturas

Quienes han recorrido sus aguas destacan su tranquilidad y  belleza, fuente ésta de inspiración para múltiples artistas que han reflejado la calma y el colorido de las playas y las ciudades portuarias en su obra.

A lo largo de los siglos, el tránsito entre países mediterráneos ha sido muy alto, impregnándose entre sí las distintas culturas, lo que hace que tengamos referentes costumbres y monumentos propios de civilizaciones distintas a las que en origen estaban asentadas. Esto hace que en muchas ocasiones se hable de la cultura mediterránea. Tras tantos años de comercio y guerras entre los distintos pueblos que comparten sus aguas, se crea una conciencia que comparte muchos de sus contenidos. Esta conciencia y forma de vivir se expande a varios ámbitos.

La historia ha conseguido mezclar en el Mediterráneo a civilizaciones, culturas, religiones, costumbres y modos de ser distintas. A veces de forma pacífica, a veces de forma belicosa, pero el caso es que el resultado actual es la cooperación y un intento de mutuo entendimiento entre los distintos países. Aunque en un principio parezca que un turco no tiene nada que ver con un valenciano, o un marroquí con un griego, hay bastantes puntos en común: la gastronomía, como hemos dicho, o la forma de comprender y desarrollar el arte y la cultura son sólo dos ejemplos.

La dieta más sana

Uno de los elementos que unen a los países mediterráneos es su dieta. Considerada por los expertos como una de las más sanas y equilibradas, tiene en el aceite de oliva uno de sus principales alicientes. Este tipo de aceite es característico de los países mediterráneos, siendo un elemento esencial en la cocina tanto para freír como para aderezar las comidas.

La dieta mediterránea se basa en el consumo de cereales, pasta, arroz, verduras, legumbres y papas. Con este consumo se consigue mantener una dieta muy sana y equilibrada, combinando estos alimentos con carnes y pescados rojos, tomados de manera moderada.

El Mediterráneo es testigo de culturas milenarias. La romana, la griega, la bereber en el norte de África, la otomana… Un viaje por el Mediterráneo significa, además de calor y buen tiempo, un recorrido por la historia de la humanidad, un viaje en el que descubrir y admirar algunas de las obras más importantes que ha realizado la mano del hombre.

En Atenas, por ejemplo, podemos admirar los restos de la Grecia clásica, ruinas que representan al que fuera el imperio del saber y uno de los pilares del hombre moderno. En Italia, es obligatorio visitar los vestigios del imperio romano, así como los pequeños pueblos de las islas de Cerdeña y Sicilia.

Resulta de especial interés la cultura bereber, prácticamente desconocida para la gran mayoría de la población. Es una cultura que ha aguantado el paso del tiempo, manteniendo su lenguaje ante las imposiciones oficiales, y teniendo en él un papel preponderante la mujer. Los bereberes se extienden a lo largo de la zona norte de África, precisamente la que colinda con el Mediterráneo.

Pero lo verdaderamente interesante de la cultura mediterránea es su gente. Probablemente debido al hecho de que los habitantes de las zonas litorales se han acostumbrado a ver con asiduidad a gente desconocida, parecen haber desarrollado un carácter alegre, desenfadado y muy abierto, que hace que los visitantes sean recibidos de manera cálida y agradable. Por supuesto, esto se acentúa más en las localidades pequeñas que en las grandes ciudades.

Los viajes por el Mediterráneo son el destino de miles de turistas al año. Quienes han recorrido sus aguas destacan su tranquilidad y belleza, fuente ésta de inspiración para múltiples artistas que han reflejado la calma y el colorido de las playas y las ciudades portuarias en su obra. Usted también puede disfrutar del romanticismo y la hermosa quietud del mar que ha sido uno de los motores tanto del sur de Europa como del norte de África. Paladear una buena comida casera acompañada de un buen vino o dar un paseo por la playa son placeres que no puede perderse. EFE/REPORTAJES.

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