Medusa o el cohecho entre políticos y empresarios

Medusa o el cohecho entre políticos y empresarios

Ramón Núñez Ramírez

El término Medusa no se ha otorgado al expediente por el animalito marino de cuerpo gelatinoso, denominado aquí aguaviva. Se refiere al ser mitológico femenino equipado con tentáculos y que convertía en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos. Fue decapitada por Perseo y si seguimos el símil, la medusa criolla fue decapitada por la procuradora adjunta Yeni Berenice Reinoso y su equipo de fiscales e investigadores.

Se trata del caso más grande en la historia de la Justicia Penal del país, no por los montos involucrados, porque el caso anti-pulpo es más grande, el de las EDE o el asfaltado de Gonzalo Castillo, para solo citar algunos. Me refiero a grande porque involucra a 41 acusados, 22 empresas, 3,500 elementos probatorios, un expediente de 12,274 páginas y 400 testigos. Procesalmente va a ser un reto para el Juez Amauris Martínez, del 3er Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, determinar en qué salón serán posibles las audiencias, en cuál área estarán los testigos, el tiempo de lectura de los cargos y la deposición de testigos, imputados y abogados de la defensa.

Al margen de estos elementos, estremece la conciencia nacional el hecho de que el funcionario encargado de trazar la política criminal del Estado y la persecución, invirtió los roles y convirtió una parte de la Procuraduría en una asociación de malhechores que han sido pasibles de una serie de acusaciones como coalición de funcionarios, estafa, soborno pasivo, enriquecimiento ilícito, financiamiento de campañas electorales, ciberdelitos, lavado de activos y otros más.

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En nuestro país siempre se cuestionó la corrupción de los políticos en todos los gobiernos, pero era una especie de “sotto voce” la corrupción militar y policial, sin embargo el caso Coral mostró la punta del iceberg de la corrupción uniformada y el caso Medusa puso al desnudo la realidad de un Estado donde las licitaciones son un mito, una formalidad para beneficiar un grupo de empresarios, convirtiendo este país en un capitalismo de “compinches”.

Medusa reveló el involucramiento de “impolutos” empresarios que supuestamente han dedicado sus esfuerzos a la creación de empleos y a contribuir al progreso del país.

Gracias a la Auditoria de la Cámara de Cuentas se reveló la masa del expediente contra Jean Alain Rodríguez y compartes, que era el proceso de “humanización de las cárceles”, también fueron claves las delaciones de culpables ejecutores de las ordenes del procurador, quedando esclarecido como familias ilustres, gracias al anonimato del testaferrato lograron una parte del pastel, capitanes de la industria con prestigio bien ganado dirigiendo gremios, empresas prestigiosas de ingeniería, algunas con un ejercicio tan dilatado y con fortunas que bien merecían un retiro y ahora deberán comparecer, como jamás sospecharon, ante las barras de un tribunal penal.

Medusa podría significar el punto de inflexión de un sistema capitalista de privilegios donde las fortunas bien logradas se pueden contar con una mano y probablemente sobren dedos, mientras grandes grupos se han forjado al amparo de los diferentes gobiernos, desde Ulises Hereaux hasta nuestros días, en base a compras y otorgamiento con licitaciones amañadas o de grado a grado, exenciones, exoneraciones, leyes favorables y entrega de activos públicos a precios viles.

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