Mega electrocutación en RD

Mega electrocutación en RD

MARTÍN P. GAUTREAUX
Uno tras otro caen electrocutados, cada día, dos y tres personas en diferentes puntos del país, sin que el gobierno interfiera; sin que el Comité Dominicano de los Derechos Humanos diga algo; sin que la Iglesia Católica se pronuncie; sin que las Compañías vendedoras de electricidad respondan al asunto y sin que ninguna casa aseguradora se manifieste.

Los programas noticiosos dan a conocer a diario, la muerte de innumerables dominicanos, que son sorprendidos por golpes eléctricos, que les arrancan la vida repentinamente en segundos, dejándolos carbonizados.

En Yamasá, hace poco se fueron tres el mismo día, en distintos lugares del Municipio, entre ellos una joven madre de 28 años, que dejó tres niños huérfanos, de los cuales hay uno de siete meses. La víctima fue a tender ropa en un cordel tocado por un cable eléctrico desprendido y al colgar la ropa, se quedó pegada del alambre, un anciano de setenta años que la fue a socorrer casi pierde la vida también.

Así mismo también, en la última década de Presidente Balaguer, en el Municipio de Yamasá se electrocutaron siete personas de un tiro, simplemente porque enviaron 7,500 voltajes en un cable, que no resistió la carga, el cual se partió y comenzó a dar fuetazos a diestra y siniestra descargando los 7,500 voltajes en el suelo, carbonizando a todos los que estaban en esos alrededores.

Muchas gentes también cuando venía la luz iban a enchufar sus neveras, televisores, abanicos o radios y ahí mismos se quedaban pegados y muertos de un fuerte corrientazo.

Los electrodomésticos aquí han matado miles de personas por el incontrolado alto voltaje de la luz. La electricidad ha deteriorado también millones de efectos del hogar en República Dominicana con el “se fue” y el “llegó” de la luz. Los corrientazos han mutilados miles de niños y personas como algo común y corriente.

En el país los contadores, callejones y patios están llenos de cables, alambres y conexiones con malas empataduras que representan un gran peligro social.

En el paraje Las Canas, de La Vega por ejemplo, también hay un transformador del cual están conectados cientos de cables mal puestos, de mala calidad, pelados y pegados unos de otro que como un mazo de hebras, llevan la corriente a cientos de hogares sin ninguna prevención profesional.

En la boca de la calle San Vicente de Paúl, a la salida del Puente de la 17, frente a la casa 306, por ejemplo, hay un poste de luz que ya está torcido por la inmensidad de conexiones, alambres y carga que soporta, además de que está en medio, frente a dos salidas de tránsito vehicular. Este provocaría un terrible caos a su caída o derrumbe. El Ayuntamiento de Santo Domingo Este, se lo deja a las compañías eléctricas y como estas son varias en el mismo poste, una se lo deja a la otra pasando así a ser responsabilidad de nadie el reparo de dicho poste.

En el gobierno de Balaguer los cables de alto voltaje no tenían parrillas de aterrizajes y mucho menos los swiches  americanos “cut out” por lo que en “cortes circuitos” el flujo de corriente seguía circulando ininterrumpidamente golpeando sobre las casas de zinc, alambrados, paredes y personas a su alcance.

Frente a los continuos electrocutamiento, los quisqueyanos, han desarrollado la técnica de tomar un cuchillo y cortar al electrocutado para que brote sangre y con la sangre fluya la electricidad, saliendo la corriente. Algunos se han salvado de los fuertes corrientazos, porque les han explotado los dedos de los pies o los de las manos, o le han reventado alguna parte del cuerpo por donde ha escapado la electricidad, por lo que se salvan.

El gobierno de República Dominicana debe buscar ayuda y asesoramiento con los americanos, con los puertorriqueños, con los canadienses o con nuestros amigos los franceses, a fin de corregir este terrible y tradicional flagelo que se nutre de humildes e indefensos ciudadanos.

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