POR GERMAN MARTE
El ex presidente Hipólito Mejía se retiró ayer a su casa campestre de Rancho Alto, San Cristóbal, luego de concluidos los actos de traspaso de mando al presidente Leonel Fernández.

Mejía viajó en compañía del general Joaquín Luciano Díaz Morfa y otros miembros de su escolta, pero ya sin la placa 01 que desde ayer mismo le fue reasignada a Fernández.

Antes de dirigirse a San Cristóbal, Mejía se detuvo durante 25 minutos en su residencia del sector La Julia, a la cual llegó a las 12:06 de la tarde. Allí recibió la visita de varios de sus antiguos funcionarios civiles y militares.

Reporteros de diversos medios de comunicación intentaron conversar con el ex presidente, pero éste no se detuvo en ningún momento y ni siquiera bajó los cristales de su vehículo, a pesar de que minutos antes uno de sus ayudantes avisó a los comunicadores que estaban en la puerta de la casa que el ex mandatario hablaría con ellos.

Entre los ex funcionarios que visitaron a Mejía en su residencia de La Julia estaban Frank Guerrero Prats, Rafael Calderón, Guido Gómez Mazara, Miguel Vargas, González Fabra, Sergio Grullón, Tony Raful, Enrique López, Aníbal García Duvergé y su ex compañero de boleta Rafael Suberví Bonilla.

También asistieron el Vicealmirante Eurípides Uribe Peguero y el mayor general Jaime Marte Martínez.

Además, acudió una comisión de legisladores encabezada por el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, y el presidente del Senado Jesús Vásquez.

Al salir de la casa de Mejía, los ex funcionarios tenían el rostro serio. Sólo a uno se le vio sonreír tímidamente al abandonar la casa: Guido Gómez Mazara, pero en seguida recobró la seriedad y se retiró rápidamente del lugar.

Mejía llegó a su residencia a bordo de su yipeta Toyota Lexus color dorado con la placa 01. Pero cuando salió para dirigirse hacia San Cristóbal ya el vehículo tenía la chapa privada G115747.

En Rancho Alto, Mejía recibió la visita de dos de sus hijos, varios nietos y algunos amigos.

Tampoco allí habló para la prensa que le esperó hasta pasadas las dos de la tarde.