El avance tecnológico motoriza una  demanda creciente y cada vez más diversa de elementos químicos que están presentes en todo lo que  la industria y el comercio  ponen al alcance de la gente. Cada vez más gente está cerca de o en contacto con sustancias capaces de provocar enfermedades que pueden conducir a la muerte.

Las lámparas de bajo consumo, cuyo uso se promueve cada vez con mayor fuerza para ahorrar electricidad y combustibles, contienen sustancias tan tóxicas como el mercurio. Romper una de estas lámparas libera gases de este elemento peligroso para la salud. Una buena parte de las baterías de la cada vez más amplia gama de aparatos portátiles contiene níquel, cadmio, plomo, mercurio, plásticos o litio, que son peligrosos para la salud.

Aparte de eso, la explotación de minerales pesados siempre expone contaminantes peligrosos para la salud. Un trabajo de nuestra reportera Odalis Mejía, publicado en la edición de ayer de este diario, trata ampliamente este tema de actualidad.

Ya es tiempo de que el país establezca normas especiales para regular la presencia de elementos peligrosos para la salud.

Hay que crear  pautas para la disposición final de desechos capaces de alterar la salud y que son arrojados en cualquier parte.

Es necesario empantalonarse

La cuenta de crímenes continúa creciendo y desafiando la capacidad de la autoridad para hacer valer las leyes. Ha habido una pérdida total del respeto por la vida y cada vez es más endeble la seguridad ciudadana.

Los programas para prevenir el crimen no están funcionando a la capacidad necesaria y esto plantea la necesidad de una revisión total.

Aparte de sus debilidades intrínsecas, la lucha contra el crimen carece de liderazgo con suficiente categoría. Aplacar el crimen en Nueva York requirió que los alcaldes Ruddy Giuliani y Michael Bloomberg asumieran en su momento el liderazgo de los programas contra el delito.

Aquí hace falta que el Presidente de la República asuma el liderazgo de la lucha anticrimen. La falta de seguridad de los ciudadanos se está manifestando por todas partes y de manera creciente. Está invadiendo todos los espacios. Es necesario empantalonarse.