¡Mejor que se calle!

¡Mejor que se calle!

PEDRO GIL ITURBIDES
Otras veces, aunque han pasado muchas lunas y muchos soles desde la última vez en que lo hice, les he hablado de David M. Potter. Eso sí, no lo confundan con David Dixon Porter, un oficial de marina de Estados Unidos de Norteamérica, que nos visitó en 1847. También les he hablado de este Porter, que vino en el papel de indagador del proceso de independencia dominicana.

De Potter, en cambio, les hablé en los días en que Bill Clinton quería restablecer la “democracia” en Haití. Porque este Potter criticaba al promediar los años del decenio de 1960, los afanes de su país por implantar democracias made in USA allí en donde existen otros conceptos sobre este sistema político. Hoy recuerdo a este Potter, y más que a él, a su tesis, en momentos en que el Presidente George W. Bush desea implantar la democracia en Asia.

Potter criticaba la política exterior de su país, pues decía que quienes desempeñaban sus responsabilidades tendían a entender que la democracia se calca. Su estudio se basaba en la hipótesis de que el tipo de democracia made in USA es más resultado de la riqueza labrada que de la concepción de criterios políticos determinados. Pero su obra, “La Prosperidad de un pueblo”, con una edición en español de Libreros Mexicanos Unidos que data de 1965, no tuvo repercusiones. Y no parece que ningún estratega estadounidense la haya leído alguna vez.

Es por ello que Bush pide a los pueblos árabes que instauren sistemas democráticos y ofrezcan plenas libertades a sus pueblos. En Sharm el Sheij, Egipto, durante el desarrollo del Foro Económico Mundial, Bush criticó a esas naciones. “Con frecuencia –dijo- la política se ha ejercido en estos pueblos con un rey a la cabeza y una oposición en la cárcel”. Lo dijo, lo cual es la más pura verdad, aunque no lo pensó.

Porque de haberlo pensado, no lo dice. Si el régimen egipcio, verbigracia, respalda como puede, en la mayor parte de los asuntos, la política exterior estadounidense para el Asia Menor, es porque tiene un rey a la cabeza y una oposición en la cárcel. Pero desde hace más de tres mil años Egipto ha vivido bajo esta modalidad. Y si viviera en la democracia que Bush pidió, muchos egipcios estarían a las puertas de Washington con una bomba en las manos. O tratando de meterse hasta allá con esa bomba.

Pero no estaba conforme con el discurso de Egipto. Todavía no se había bajado bien del avión cuando dijo en Washington que Raúl Castro tiene que demostrar más abiertamente que hace cambios en Cuba. ¡Válgame Dios! En medio de la celebración de un “Día de la Solidaridad con el Pueblo Cubano” reclamó a Raúl que acelere las reformas y permita elecciones libres. Es evidente que tampoco pensó lo que habría de decir.

Cuando yo era muchacho hubo un humorista dominicano que se llamó Paco Escribano, con un programa de mediodía por HIZ. Una de sus secciones era de chismes de todo género, incluso veladamente políticos. Don Paco los pronunciaba entre las tonadas de una orquesta que lo acompañaba, con el cantante Frank Cruz. La tonada tenía unos versos que decían “mejor que te calles, que no digas nada, que lo que tu sabes, es lo que yo sé”. Terminaba con un estrépito de tamboras y platillos, y entonces don Paco pronunciaba, en tono meloso, uno de sus chismes.

A Bush hay que cantarle aquella tonada. Porque si continua, estropeará todo el proceso de paz del Asia Menor, de igual modo en que desató el aquellarre de Irak. Y tal vez no se logre lo que los Castro tratan de dejar en Cuba.

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