La distancia que separa las posiciones de empleadores y trabajadores en torno al tope del reajuste salarial que discuten parece desde ayer más fácil de transitar, en virtud de que las partes convirtieron sus respectivos monólogos en un diálogo con vocación de entendimiento.
Los trabajadores redujeron de un 30% a un 28% el techo de su demanda de aumento, e incluyeron además la alternativa de aceptar un alza de un 17% por un año, mientras que los empleadores elevaron su oferta de un 9.22% a un 11%, mejorando así las expectativas de entendimiento. Al término de la reunión, las partes estuvieron de acuerdo en que lograron avances significativos en las negociaciones y esperan reunirse de nuevo la próxima semana.
La necesidad de un alza salarial no es algo impuesto por la voluntad de patronos y asalariados, sino por las variables de la propia economía. Los niveles de salario mínimo que se pagan en el país no alcanzan a cubrir el costo de la canasta familiar para sus diferentes quintiles. El tope del alza y las posiciones intransigentes que las partes habían mantenido hasta ahora ha sido el obstáculo mayor. La parte tozuda de la negociación parece superada, a juzgar por los ánimos que rodearon el encuentro de ayer. Los resultados de ayer han puesto de manifiesto los poderes del diálogo y esto debería inspirar a las partes para continuar buscando atajos que acorten la distancia hacia un acuerdo razonable.
Hay que afinar más el cedazo
Para una sociedad es traumático que la delincuencia merme de manera alarmante la seguridad ciudadana. Pero es más frustratorio aún que miembros de la autoridad sean autores y cómplices de los actos delictivos que deberían combatir. Cuando la jefatura de la Policía revela que tiene vídeos en los que figuran miembros de esa institución cometiendo atracos y otros delitos, aunque deja la noción de que procura sanearse, es inevitable que al mismo tiempo exhiba una seria debilidad.
A pesar de que existen métodos modernos que permiten detectar el potencial delictivo de un individuo, la Policía no ha logrado mejorar su cedazo para detectar a tiempo y expulsar las manzanas podridas. La reforma de la Policía deberá poner mucho énfasis en el aspecto de la detección de la potencialidad delictiva entre sus integrantes. Esa es una tarea pendiente para lograr mejorar la seguridad ciudadana.