Mejorías para la producción

Mejorías para la producción

Innovar imprimiendo cambios para una mayor productividad es un encomiable objetivo del Gobierno en el año que comienza con signos promisorios por el crecimiento con estabilidad y el alivio de las bajas petroleras, factores que reclaman impostergables complementos. En este propósito tiene su parte el sector privado que merece estímulos razonables que no signifiquen escapar de responsabilidades, sobre todo de orden fiscal. Con políticas que impulsen tecnologías para lograr eficiencia y cubrir la creciente demanda de empleos de calidad deben conjurarse realidades admitidas por el propio oficialismo: la economía crece, pero sus resultados deben traducirse más en un expansivo desarrollo que incluya a sectores de negocios y laborales. Importantes ámbitos de producción se desenvuelven bajo adversidades estructurales que elevan costos y limitan la modernización mientras existe también una permanente renuencia a redistribuir el ingreso mediante alzas salariales a tono con el crecimiento.
La informalidad es tara que resta capacidad a sectores que generan bienes y servicios desde el atraso y la marginación, lo que perjudica al propio Estado en términos impositivos y a quienes participan en ese submundo desregulado, en un país de endeudamiento inmoderado, que quebranta esquemas y está poco dirigido a multiplicar el ingreso nacional cada vez más necesario para pagar.

Fortalecer  al Intrant

La autoridad a cargo de la circulación de vehículos debe basarse en algo más que enunciados. Tiene que disponer de herramientas efectivas para hacer valer normas con vigilancia y sanciones. Como paso adelante surge la aprobación por el Poder Ejecutivo de reglamentos que le sirvan al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre, Intrant, para cumplir sus fines organizativos y de persecución de violaciones y riesgos. En ese orden el país ha sobrellevado un vacío que alienta los irrespetos.

Muchos conductores, incluyendo motociclistas que salen a las calles en carencia de documentos y de sentido de respeto; que van al volante o timón de medios de transporte inapropiados y peligrosos, no llevan en su conciencia ni en su subconsciente una irrevocable presunción de que sus irresponsabilidades podrían salirles caras.

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