En capítulo anterior hemos hablado de los empleos de la letra/c/ para derivaciones y otros usos en la escritura española. Pero señalamos que en casos en que el término lleve /s/ en su estructura original, como Luis, agregamos la partícula /ito/ o /ín/ para formar diminutivos: Luis-ito, Luis-ín.
En José, dijimos que se mantiene la /s/ pero se añade el sufijo /cito/= Jo/s/e/c/ito. En casos como el infinitivo obede/c/er, con /c/, se conjuga: obede/z/co, con /z/. Y en el término /voz/, al hacer el plural, autorizamos el cambio por la consonante /c/= vo/c/es, en lugar de la /z/.
Pa/s/o y que/s/o, escrituras con /s/ no alteran su graficación original: pas+ito y ques+ito, sin tocar la /s/.
Membre/c/ía y membre/s/ía entraron en conflicto al ingresar la palabra en nuestro vocabulario: nos llegó del inglés “membership”.
La introducción de cualquier neologismo aporta argumentos para la fijación de tal o cual “intromisión”. /Miembro/ no lleva en su distribución de consonantes ni la una ni la otra. La influencia anglicana en nuestra lengua es muy fuerte, pero es más reciente que otros idiomas. Por eso no encontramos nada en el instrumento bautismal de la Real Academia de la Lengua, o sea, el Diccionario de autoridades (año 1732, tomo tercero, letras D-F, Madrid).
La palabra de nuestra inquietud no se recoge en la Enciclopedia del idioma de Martín Alonso, Aguilar, Madrid, 1958. Tampoco se incluye en el Diccionario crítico-etimológico de la lengua castellana, Joan Corominas, volumen III, editorial Gredos, letras L-RE, 1974.
Me dedico a rastrear una edición del Diccionario de la RAE, décima sexta, año 1936, Espasa-Calpe, Madrid, el cual se aproxima a tientas a los vocablos /membranza/, voz anticuada = ‘memoria o recuerdo’; /membrar/, voz anticuada = ‘acordar’; y membrete = ‘memoria o anotación’ que se hace de una cosa. Y nada más.
¿Por qué dilatarme tanto? Decido, pues, acudir a diferentes investigaciones que la Real Academia de la Lengua ha consensuado en los últimos veinte años con las demás instituciones correspondientes.
Acudo, entonces, a la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española (DRAE), y se nos ofrece membre / /ía como un americanismo, de género femenino, utilizado en Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Méjico y Panamá. Se utiliza con el sentido de ‘conjunto de miembros’.
La RAE publicó, en el 2014, la vigésima tercera edición de su Diccionario mayor, con motivo del tricentenario de la fundación de la Academia e incluyó membre/c/ía. Sin embargo, remitió a la utilización con /s/: membre/s/ía, lo cual implica que esa es la forma recomendada por la ilustre Corporación.
Y, en términos de la pronunciación ¿qué podemos decir? Porque para la realización de /s/ y /c/ delante de la /e/ y delante de la /i/ existen dos razones diferentes para producir los fonemas consonánticos según el encuentro con las vocales señaladas:
a) En Andalucía y en la América Hispana la articulan con /s/ predorsal: membre/s/ía, zona del seseo.
b) En Castilla y otras zonas destacan la /c/, un fonema consonántico fricativo para membre/c/ía.
¿Cómo lo decimos en el área del Caribe hispánico? Comparemos: Con/c/ilia/c/ión, lo convertimos en con/s/ilia/s/ión. Simplemente.
En un obituario publicado en la prensa local se escribe: “La directiva Nacional, la dirigencia y la membre/c/ía del Colegio” (Profesional)… Comunica…
El Diccionario de americanismos de la lengua española recoge ambas formas: Con /c/ y con /s/. La edición es del 2010. En España, República Dominicana y Puerto Rico equivale a ‘matrícula de una sociedad’.
Mi último tropezón resultó, si así lo fue, con la Asociación Dominicana de Hacendados y Ganaderos, Inc. (ADHA), en renglón promocional intitulado MEMBRE/S/ÍA con la ortografía Académica con /s/.
Bien vale un saludo por esa graficación.