No creo necesario repetir reflexiones sobre estigmas como la distribución desigual, injusta y a veces criminal de las riquezas que posee nuestro país; tampoco enfocar nuevamente los desórdenes del tránsito en las ciudades, ni la acumulación anárquica de los desperdicios (basura) y mucho menos referirme a nuestros precarios servicios de salud y pobres niveles de educación colectiva.
Hoy deseo referirme a un maleficio muy conocido, pero poco comentado, que se llama “macuteo”, que debe provenir del “macuto”, bolso folklórico dominicano que, por inferencia, debía aludir a una cartera o valija que usaban para depositar lo recolectado en sus inconductas, los que, mediante intimidación apoyada en su función pública, extorsionaban a quienes solicitaban sus servicios oficiales.
Las patrullas mixtas policíaco-militares, han incrementado notablemente la cantidad de “puestos de chequeo” o retenes, dentro y fuera del horario de toque de queda impuesto por la pandemia de covid19, pero muchos han estado, con mal disimulada sutileza, usando estos retenes para macutear a conductores de todas las categorías y no se descarta que la rudeza en el trato a ciudadanos esté reforzada por la indignación que puede provocar en ellos saber que los detienen “para buscar lo suyo” y no para hacer cumplir la ley y, en lo personal, considero que podría tratarse de un memorándum virtual para recordarle al Presidente de la República su promesa de aumentar sustancialmente el salario de los policías y presumo, vistas las características de los hechos, que, de carambola, se pueda utilizar esta situación y enviar otro memorándum virtual al Jefe de la Policía sobre la enorme tarea que tiene por delante consistente en detener el macuteo policial.