Mendel

Mendel

Johann Mendel, nacido el 20 de julio de 1822, en Heizendorf en el Odrau, pueblillo que a la sazón formaba parte del Imperio Austro-Húngaro y ahora está en la República Checa, en lo que también se ha conocido como la Silesia Checa. Sus padres eran agricultores y él vivió en el área rural hasta los 11 años. Se destacó como estudiante de bachillerato pero la familia no podía pagar una universidad, así que uno de sus maestros le recomendó que entrara en el convento Agustino cercano, así podría continuar estudiando. Al entrar al convento le fue dado el nombre de Gregor.

Los agustinos lo enviaron a la universidad donde se graduó, de vuelta, Gregor impartió clases de Física y Matemáticas en el convento que, por cierto, tenía una excelente reputación académica. Mendel, asimismo, fue encargado de cultivar el “jardín” de unos 20,000 m2 de extensión. Se dedicó con ahínco a esa tarea; conversaciones con maestros, profesores y colegas despertaron en él la curiosidad de saber por qué algunas polinizaciones resultaban en frutos con unas características y otros diferentes. En esa época, desde luego, no se conocía nada de la herencia genética, aunque sí se sabía cómo se lograba la combinación de especímenes, tanto animales como vegetales.

De 1856 a 1863, Mendel hizo 30,000 “cruces” de habichuelas que tenían ocho características distintas, variaban el color, la rugosidad, forma, altura de la planta, etc., Metódicamente como buen teutón, registró todos los detalles de cada uno de sus experimentos y además, sacó conclusiones que ordenó en tres enseñanzas (algunos consolidan las dos primeras) conocidas hoy como las leyes de Mendel. Había nacido una nueva ciencia, la Genética. Sus trabajos publicados en 1865 y 1866, bajo el título: Versuche Über Pflanzenhybriden (Experimentos sobre hidratación de plantas) no fueron apreciados sino hasta 1900, cuando tres científicos “descubrieron” esas leyes hacien- do sus propios experimentos. Pero ¡sorpresa! Cuando revisaron la literatura existente para la época, concluyeron que ésas existían desde 1866.

Este artículo estaría incompleto si no tratamos de explicar lo más sencillamente posible las interesantes leyes de Gregor Mendel, cuyos resultados vemos hoy en la agricultura, ganadería y en las familias del planeta, donde hay: blanquitos con pelo lacio y crespo, morenitos chinos y negritos con pelo lacio, etc.; todos descendientes de papi y mami, sin que se trate de infidelidades de ningún tipo.

Primera ley, Uniformidad de Híbridos Primera Generación, al polinizar dos razas puras en las que cada una tiene un homocigoto dominante AA y otro recesivo aa, cada homogocito se divide en dos gametos: A y a que se unen en la primera generación resultando siempre Aa. Si de color se trata las habichuelas mantendrán el color de A, que es el gen dominante, sea: amarillo o negro, etc.

Segunda ley, Separación de los Alelos, Mendel en segunda generación fecundó dos de primera generación entre sí: Aa y Aa, de este cruce resultaron: AA, Aa, Aa, y aa. En este caso, aunque el color de a había desaparecido en la generación filial, vuelve a aparecer en aa, si los padres eran negro, A, y blanco, a, salen tres frijoles negros y un blanco; 3 a 1.

La tercera ley: Independencia de los Caracteres No Antagónicos, tercera generación los gametos: AB, Ab, aB, ab, nótese que en este caso, hay dos dominantes diferentes A y B, así como dos recesivos a y b con otros iguales, se hibridan con iguales: AB, Ab, aB y ab. Aceptemos que las A son blancos, las a negros, la B liso, las b rugoso, como se unen medio de cada par para formar uno tendremos los siguientes resultados: AABB, AABb, AaBB, AaBb, AABb, AAbb, AaBb, Aabb, AaBB, AaBb, aaBB, aaBb, AaBb, Aabb, aaBb, aabb. Es decir, nueve blancos lisos (podrían ser blancos con pelo lacio): AABB, AABb, AaBB, AaBb, AABb, AaBb, AaBB, AaBb y AaBb (9/16 o sea el 56.25%); tres blancos con rugosos: AAbb, Aabb, Aabb (3/16, 18.75%); un negro rugoso aabb (1/16, 6.25%) y tres negros lisos: aaBB, aaBb, aaBb (3/16, 18.75%). Como apreciará el lector, el tema se complica rápidamente a medida que se aumentan los gametos como en el caso de los humanos; también abre las puertas a la selección genética.

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