Meningismo no es meningitis

Meningismo no es meningitis

JOSÉ SILIÉ RUIZ
Hasta la semana pasada se estuvo comentando en la prensa nacional los términos meningismo y meningitis, en razón de que una gran promesa del arte dominicano estuvo afectada de esta entidad neurológica, por la condición de «meningismo». Nos referimos a la muy talentosa humorista Lumy Lizardo, quien felizmente está hoy fuera de todo peligro, sin ninguna secuela de este evento médico. En una ocasión durante su ingreso, por mala información o información «incompleta», se llegó a señalar que su caso era consecuencia de algún error médico, «negligencia» médica o algo parecido: Nada más divorciado de la verdad.

Como tuvimos la oportunidad de evaluarla el primer día de internamiento, a petición de amigos mutuos, eso nos permitió conocer el caso, y como estaban ya envueltos dos colegas muy capaces, por razones éticas y de simple prudencia, consideramos inapropiado seguir nosotros participando en su tratamiento. La razón de este «conversatorio», es clarificar lo que en verdad sucedió.

Por definición simple, del Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas, meningismo es: el conjunto de síntomas que recuerdan una meningitis, pero con escasa inflamación de las meninges o sin ella. Por el contrario meningitis es: la inflamación de las meninges, especialmente de la aracnoides y la piamadre: leptomeningitis. Como hemos mencionado las meninges, debemos aclarar el concepto. El sistema nervioso está dividido en el central (SNC) y el periférico; el central formado por el cerebro y la médula espinal y al periférico corresponden a los nervios que se forman en la médula espinal y van a todo nuestro organismo.

El cerebro, como la médula espinal, están protegidos entre otros elementos, por las meninges. Estas son membranas delicadas de diferentes características, y son tres: la piamadre, la aracnoides y la duramadre. La piamadre está adherida a ambas estructuras, muy frágil y vascularizada, la aracnoides y la duramadre están entre ellas muy unidas, y entre la primera y la segunda hay un espacio donde circula el líquido cefalorraquídeo (LCR), que a su vez actúa de cojinete amortiguador para ese delicado tejido neuronal del SNC. Este líquido que se forma en los ventrículos cerebrales recorre constantemente todo el espacio subaracnoideo, siendo la razón de por qué una sustancia que se inyecte en la parte lumbar de la médula, pueda llegar en segundos hasta el cerebro; pues la formación que es constante, y la absorción de dicho liquido, se realiza en la parte cerebral de las meninges. La paciente fue sometida por su médico a un bloqueo de raíz nerviosa por dolores persistentes, y había sido operada hace un año por hernia discal, cito fuentes publicadas, por lo que no violamos ningún código de secreto profesional. El procedimiento de bloqueo a los nervios, es muy común hoy día, y se hace de forma rutinaria; pero si ocurre una discreta perforación a la duramadre, o el medicamento utilizado drena, como en ocasiones ocurre a través de la porción meníngea que acompaña a los nervios en su salida del canal vertebral, entonces se produce la irritación meníngea, pero no hay infección, ni mucho menos desacierto médico, pues es una reacción propia del paciente y entonces se presentan los síntomas propios del meningismo.

Lo común es una intensa cefalea, que molesta al más simple movimiento de la cabeza. Es como si nos martillaran desde dentro, y habrá por igual rigidez de nuca, esto como consecuencia de la irritación de músculos, vasos y nervios del cuello, disminución de la audición y «pitos» en el oído, por la intervención central de la región temporal, fotofobia, un rechazo a la luz y fonofobia, por la irritación secundaria de las meninges basales cerebrales, náuseas y vómitos de gran severidad por la participación del tallo cerebral donde están los centros que los controlan, añadidos a la participación laberíntica del nervio de la audición, como síntomas comunes.

Todo lo que altere el mecanismo homeostático del LCR, puede ser causa de meningismo. Una causa común son las punciones lumbares, que se realizan todos los días con fines terapéuticos y diagnósticos y que con frecuencia producen esta sintomatología. Este drenaje de líquido puede actuar como elemento productor de severa cefalea. En estos casos, se evocan numerosos elementos desde el grosor de la aguja (con drenaje posterior), una idiosincrasia personal, índice de masa corporal, la existencia de cefaleas crónicas previas, es decir una sensibilidad particular a padecerlas, y la anatomía de la espalda. En este caso que nos ocupa, ya había tenido una cirugía de hernia discal previa, lo que de manera obligada alteraba la anatomía de esa área de la espalda.

Las meningitis, por el contrario, en las que sí hay elementos infecciosos como causantes de esta irritabilidad, van desde las virales y bacterianas, hasta las temidas por hongos y tuberculosis.

Es decir, que en su pronóstico, en la mortalidad y la morbilidad tiene otro cariz. En estos casos las complicaciones son frecuentes y van desde sordera, convulsiones epilépticas, trastornos visuales y conductuales, etc. En fin, que aunque ambas exhiban los síntomas iniciales muy parecidos, sus manejos y pronósticos son diametralmente opuestos. Lo importante es el hecho de que la paciente se recuperó completamente sin secuela alguna, para poder seguir nosotros disfrutando de su muy talentoso arte. Felicitamos a sus médicos tratantes, los doctores: José Papaterra, Katty Rodríguez y a Félix Cruz Jiminián, a quien agradecemos sus finas distinciones para con nosotros.

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