Menos democracia, por favor

Menos democracia, por favor

JOSE R. MARTINEZ BURGOS
Si es verdad, como dicen o establecen algunos que nuestra sociedad está estructurada democráticamente, sería muy lógico que pensáramos que todos los dominicanos participan en algo así como una algarabía en la cual chocan un sin número de objetivos y propósitos particulares o personales bien determinados, que se hacen resistencia e impiden una vertebración y organización. Vivimos una época en que políticos de un partido están contra políticos del mismo partido, periodistas contra periodistas, presos contra presos y hasta obispos contra obispos. Y entonces surge la pregunta, eso es la sociedad? Es acaso una simple capa de violencia que se esparce sobre ella o tal vez una negra sombra en medio de la caverna.

Parece que vivimos un mundo de intereses y objetivos fatigados, en una democracia donde reina la anarquía, por lo menos es lo que se alcanza a la vista, es lo que padece una sociedad refugiada en el reclamo sin sentido e impaciente.

Son fórmulas que solo sirven para justificar los desmanes. Todos padecemos del mismo mal a cualquier exigencia, viene la respuesta indeseada «no sabe usted con quien está hablando». Estamos en democracia. Trujillo murió ya hace muchos años. Es que el explosivo estuvo ahí, si no en los intereses de posición de mando ó de dominio. Cada dominicano es un tirano en potencia. Todo el mundo actúa como si tuviera frente a un naufragio y quisiera salvarse del mismo agarrados a todo aquello que pudiera apropiarse. Nadie respeta a ancianos, niños ni mujeres. Somos dueños absolutos, parece como si estuviéramos equizofrenéticos y no es que exageremos, pero lo que sucede es verdad, es que la gente está pidiendo más de lo que se le puede dar, es preciso menos democracia y más autoridad, porque la sociedad de seguir como va, bordamos el precipicio y no queremos tener conciencia de que nos estamos despeñando, esto es evidente, la gente está creyendo que el gobierno tiene una vara mágica y que los ingresos por concepto de impuestos son inagotables, cada día piden más, no hay freno a las solicitudes, porque los dirigentes de la nación y en especial el Presidente, se exceden en sus actitudes democráticas y lo que se necesita es energía, disciplina, orden, respeto y menos democracia.

Nos parece, que el Estado democrático, está actuando conforme a un análisis demasiado fluído y dinámico de la sociedad y el país no está aún ni siquiera próximo a asimilar esos conceptos, creo sinceramente que el Estado actual es excesivamente democrático cuando debería ser más abstracto.

No recuerdo bien que quien decía, que los procedimientos democráticos ó se detienen en un punto o la democracia se trasmuta en partenogénesis, esto es, en un proceso de segmentación sin fin.

Para evitar que la democracia llegue a ese proceso, es necesario, dosificarla cuidadosamente, y evitar que por exceso la sociedad pierda su razón de ser y pierda el orden y la disciplina, y caiga en la anarquía, para justificar de esa manera los desmanes. El poder no puede permitirse que la debilidad lo haga cargar con la servidumbre de ser un ejemplo de sumisión para la sociedad.

Necesariamente tiene que ser fuerte, pero cauteloso, pero no miedoso, ser astuto y gobernar moralmente sin dejarse cuestionar. «Una democracia que no se atreve a aplicar el Código Penal no puede sobrevivir», porque si los delincuentes se quedan sin castigo, no es posible que una democracia, se pueda sostener por mucho tiempo, porque los delincuentes pasarán hacer héroes, y la democracia prolongaría su agonía, por no haberse tomado las decisiones judiciales que convienen al interés general, porque podrían a corto plazo perjudicar los intereses electorales del partido en el poder, porque se rehuye a afrontar la realidad. Debemos salir del dilema que no se progresa pero tampoco se retrocede, el banco no puede encallarse, pues, nunca se está tan mal que no se pueda empeorar.

josé.ramon@verizon.net.do

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