El miedo paraliza. Es una expresión que muchos han oído y otros tantos han sentido. Porque ciertamente, el mundo en que vivimos, con sus innegables avances tecnológicos, con sus increíbles descubrimientos científicos, y con su indudable capacidad para resolver problemas, no escapa del gusano roedor del terror, del miedo, de esa sensación de no poder tener todo bajo control.

Y cuando la naturaleza nos sorprende, como para rectificar que sí hay muchas cosas que se escapan del control humano, entonces, el miedo se desprende para paralizarnos, para escondernos, para huir, para no atrevernos ¿Cuántas cosas no se consiguen porque tenemos miedo? Miedo de fracasar, miedo de sucumbir, miedo de no poder cumplir, miedo de dejar atrás lo que tenemos por seguro, miedo de afrontar lo nuevo, miedo a la soledad, a la enfermedad, a la muerte. Y es esa inmovilidad que produce el miedo, lo que imposibilita el salir de él, lo que lo hace un círculo vicioso muy difícil de dominar. Dice Paulo Coelho que el temor a equivocarnos es la puerta que nos encierra en el castillo de la mediocridad, y nada más cierto, porque la vida es un camino, no una estación. Y paralizarnos no significa estar seguros, sino más bien, dejar de conocer las bendiciones que la vida tiene para nosotros. Hasta los llamados valientes, en alguna ocasión sienten un miedo espantoso, porque nadie tiene una vida sin tormentas y a todos se nos presentan dificultades y tragedias.

Pero dentro de nosotros tenemos la decisión de inmovilizarnos con el miedo o enfrentarnos con la voluntad. Es cuestión de opción. Una opción que tiene que estar cimentada en una plena confianza, en la certeza de que un poder superior al nuestro, está a cargo. Esa es la fe. La confianza en que Jesús está a cargo de todas nuestras tormentas, permitirá que nos levantemos y podamos vencerlas.

Permitirá que pensemos en opciones para salir del problema, y no que nos ahoguemos antes de lanzarnos al agua.

Si entendemos que ciertamente no está en nuestro control lo inesperado, reforzaremos la certeza de que en las manos de Dios descansa nuestra protección.

La completa fe de que esto es así, permitirá que la paz reine en nuestra vida, en nuestro interior, a pesar de las dificultades que parecieran arroparnos.

Vengan a mi, todos ustedes que están cansados y agobiados y yo los haré descansar (Lucas 11, 28) Es esta una de las tantas promesas que nos dejó como legado nuestro Padre Celestial para que el temor no se apodere de nosotros. Nuestra respuesta deberá ser siempre que esta batalla, esta dificultad, este impedimento, este problema no es nuestro sino de El. La batalla no es tuya, sino mía, dice el Señor. Entonces, ¿a qué o a quién temer? Si El está a cargo, la victoria está asegurada. Creálo firmemente y jamás lo paralizará el miedo a nada.

En nuestra portada y entrevista central presentamos a Arturo Savage, embajador de la marca Blue Label, de Johnnie Walker, quien orgullosamente nos cuenta la experiencia única de degustar un wisky super premium. Conozca los pintorescos detalles que hacen del wisky una bebida singular, así como las interesantes experiencias de este viajero del mundo. Además, nuestras atractivas secciones y las actividades sociales más importantes de la quincena, harán que como siempre, sea esta edición una exquisita experiencia informativa.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,