Mensaje de la editora

<P>Mensaje de la editora</P>

“Existen únicamente dos días durante
los cuales es imposible hacer cosa alguna:
ayer y mañana. El resto –o sea, hoy- nos
da todas las herramientas necesarias para
conseguir aquello que deseamos.”
                                             P. Coelho

Los inicios de año nos sorprenden con la dualidad de la energía renovadora de la expectación sobre lo que nos traerá de nuevo y la carga de tropiezos, miedos, temores y vacíos que no logramos arrancarnos de nuestro presente y que no sabemos soltar eficazmente.  Por eso, Enero se convierte siempre en el mes tranquilo, de poca actividad, de preparación de programas, de paréntesis, de “brake”, cuyos resultados pueden ser motorizar nuestros sueños o dejarnos llevar por la corriente del hastío y la inactividad de la indiferencia.  Sin embargo, contrariamente, Enero debería ser el mes de la esperanza, de la energía  poderosa y contagiosa, del caudal de lo  nuevo, del éxtasis del estreno, de la ilusión de los inicios. 

No perdamos pues el tiempo  en desatinos, en la pereza insensible, en búsquedas de errores pasados que sólo nos hacen patinar en el mismo fango de la mediocridad. No se detengan en la cómoda visión de que “falta todo un año para…”, y por el contrario, piensen en no perder un segundo en la búsqueda eficiente de sus sueños. Porque cada vez, el tiempo hay que aprovecharlo al máximo y hoy, con el inmenso regalo de un nuevo año para construir esperanzas, para realizar tus más anhelados proyectos, para encontrar el sentido de tu vida, tu propósito y tu misión, es un tesoro que no se puede desperdiciar en banalidades improductivas.

Muchos estarán agobiados después de las fiestas con miles de compromisos, con agendas llenas de proyectos, reuniones y negocios, y otros, tendrán que combinar creatividad y esperanza, fe y propósitos, para ir llenando sus agendas personales y profesionales de productivas actividades. Pero cualquiera que sea su caso, hay un espacio que debe ser sagradamente reservado: el espacio de alabanza a Dios.  Sólo en El y a través de El, podremos lograr nuestros objetivos. Sólo El abrirá las compuertas de la felicidad, la prosperidad y la salud. Así que si su agenda está vacía o completamente llena, empiece a ajustar su vida en perfecta combinación de voluntades: la suya y la de Dios. El debe estar presente en cada acción, en cada pensamiento, en cada negocio, en cada ilusión.  Si lo hace, no quedará defraudado. Este es el año de la alabanza, que significa gratitud para un Dios bueno, misericordioso, proveedor y justo. Dar gracias por todo lo que día a día recibimos de su gracia. Estar conscientes de su infinita bondad para con nosotros. Y aunque a menudo nos encontramos en situaciones que más nos impulsan a recriminar o a reclamar lo que entendemos nos pertenece, en esos momentos, dar gracias y alabar a Dios, los acercará irremisiblemente al trono de su gracia.  Ir de su mano, es el mejor regalo que podría recibir en este año, porque su promesa es clara y contundente: “Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas, correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.” (Isaías 40:31)  Cuando asimile esta verdad, es tiempo de decir:

“¡Tengo todo el tiempo necesario para hacer lo

 que Dios quiere que haga este año!”

 Comience a trabajar en su interior, llenando los vacíos escondidos por la prisa y la obsesión de la vida material. Haga ajustes en su vida y regálese el tiempo que necesita para estar siempre conectado a su Padre Celestial, mire hacia lo alto, porque como dice Kenneth Copeland “en tiempos como estos, su vida puede depender de ello”. No se deje abatir por el cansancio, por la presión, por las cosas negativas a su alrededor, por las deudas, el agobio económico, que lo hacen mirar hacia abajo, derrotado. En su lugar, mire siempre a lo alto, a Jesús, el autor y consumador de su fe. Y  eríjase frente a los problemas con el poder que le da el hecho contundente de ser Hijo del Dios Altísimo.

En nuestra portada y entrevista central, iniciamos el año con la fresca energía de un joven artista embriagado por su amor a Jesús: Frank Ceara, quien nos confiesa que hace tiempo anda “tras las huellas de Dios” y nos expresa el cambio radical que produjo esta verdad en su vida. Pero además, interesantes reportajes y las actividades sociales que cerraron el año 2007 con elegancia y glamour a todo lo alto, engalan la primera edición del 2008.

Felicidades a todos nuestros lectores y que este año sea de buenaventuras para todos los hogares dominicanos. Hasta la próxima y que Dios les bendiga.

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