Mensaje de la editora

<p data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/12/8DBCF139-6F90-4825-8EB6-91790FED249D.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=330 data-eio-rheight=390><noscript><img
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“Confía en el Señor y haz el bien;
establecete en la tierra y mantente fiel.
Deléitate en el Señor y El te concederá
los deseos de tu corazón”

                                   Salmo 37, 3-4

Es una promesa. Una promesa que además, ha sido hecha por nuestro Padre Celestial, quien nunca nos falla. Somos nosotros los que a menudo fallamos. Fallamos en nuestra disposición de confiar, de mantenernos fiel a esa promesa, por supuesto haciendo el bien y trabajando en lo que consideramos nuestra misión en la tierra.  Por el contrario, nos dejamos abatir muy fácilmente por cualquier tormenta, por cualquier amenaza, por un desacuerdo o por la simple idea de un desengaño.  Entonces deja de funcionar la promesa, porque dudamos y de esa manera, no funciona.  Es como cuando se toma antibióticos, es contraindicado tomar alcohol, no porque te vaya a hacer daño la mezcla, sino más bien porque el alcohol elimina o anula la función del antibiótico. De esa misma manera, la duda, la desconfianza, la preocupación y el abatimiento, son contraindicados con la fe, porque anulan el efecto de la promesa. Y es tiempo propicio para recuperar ese tiempo perdido en lamentaciones. Tomen las miles de promesas de bienestar, prosperidad, alegría, sanación y gozo, que se encuentran dispersas en la Palabra de Dios, y háganlas suyas. Comiencen el nuevo año con el poder de la fe en sus corazones y acciones y los deseos de su corazón serán concedidos. Repito, es una promesa. No importa lo oscuro de su panorama, lo difícil de su problema, para El no existen problemas ni oscuridad, así que deposite en sus brazos todo lo que le preocupe,  todo lo que desee y ha deseado conseguir, y esté en paz. Agudice la paciencia, combinada con la fe, y los resultados no se harán esperar. Así lo afirma el salmista cuando dice: “Encomienda al Señor tu camino. Confía en el Él y Él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol del mediodía”.

Nuestro país necesita de personas con fe. Una fe probada, pero sobre todo, de cristianos auténticos, valientes, hacedores de la verdad, sembradores de la esperanza. Y todos son importantes, los que se dejan ver y los que son discretamente anónimos; los que son líderes de grupos grandes y aquellos que con su palabra sabia iluminan a una sola persona; los que cantan y los que bailan; los que hablan y los que callan. Todos tenemos algo que aportar al establecimiento del Reino de Dios, porque todos fuimos provistos por El de dones especiales y distintos. Por ello, lo primero es conocer esos dones que a lo mejor tiene escondidos o guardados en su interior. Es tiempo de ponerlos a trabajar, es tiempo de ser solidarios, es tiempo de establecer la energía del amor en todos los órdenes. No sólo el amor de pareja, o de familia, o de amigos, sino el AMOR en letras mayúsculas, porque es esa clase de amor que nos traerá la paz, la felicidad y la armonía que necesitamos para trascender. Porque es a través del amor que podemos perdonar, tolerar, entender, y sobrellevar los diferentes retos del camino. Dice Paulo Coelho que “cuando nos ponemos en movimiento, el mundo cambia a nuestro alrededor, porque nosotros cambiamos la manera de percibir el mundo. En cierto momento todo comienza a fluir más naturalmente porque hemos tomado la decisión de ser artífices de nuestro destino, y no de soportarlo pasivamente”.  Y esto es absolutamente cierto. Tenemos las herramientas para hacer de nuestra vida una experiencia gratificante, gozosa, y próspera. Sólo tienes que pensar que somos hijos del Dios Altísimo, que tenemos su gracia, sus dones y su amor. Entonces, nunca más claro el mensaje de que “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?”. 

En esta edición especial de Navidad 2006, disfruten de una entrevista bien gratificante con la hermosa familia San Martín-Hernández, quienes ciertamente viven y transmiten “La ternura de la Navidad”. Pero además, en nuestras interesantes y atractivas secciones podrá encontrar un contenido repleto de opciones para toda la familia y estimulantes entrevistas que nos hacen sentirnos orgullosos de nuestros congéneres.

Que disfruten de unos días de regocijo, paz y armonía familiar, dejando abiertas las compuertas del amor, para que a través de la confirmación de la verdad de Dios en nuestras vidas, tengan ustedes un año 2007 lleno de bendiciones, de promesas concedidas y de la culminación de sus deseos.

Hasta el próximo año y que Dios les bendiga, hoy y siempre,

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