Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

“No dejes para más adelante
aquello que puedes vivir ahora”

                  Paulo Coelho, El peregrino

Cuando se aproxima el final de un año, comienza la postergación. Se postergan las reuniones de trabajo, la iniciación de nuevos proyectos, y hasta los buenos propósitos.

Queda pues diciembre como un mes huérfano de metas y ausente de la ilusión y la pasión que envuelven los esfuerzos. En diciembre se baja la marcha, se suelta el timón, se implanta el “Y qué?”. Es un mes que se deja pasar al vaivén de innumerables fiestas y reuniones, que si bien integran a la entonces rutina cotidiana, la alegría de la temporada navideña, son también causantes del exceso de compromisos sociales que envuelven esta época del año, agregándonos otro tipo de stress. Y no es que no sean bienvenidos estos encuentros donde se procura el acercamiento y se instaura la alegría, soltando el stress y liberando el compromiso. Por supuesto que son importantes y sobre todo, un sello que nos identifica como pueblo. Pero quizás, lo más esencial de diciembre lo olvidamos. Y es que diciembre es un mes para hacer recuentos, no sólo de nuestras finanzas y negocios, sino de nuestra vida, de nuestras acciones y muy especialmente de nuestro interior, de ese yo espiritual a menudo callado y ahogado por las prisas de una vida acelerada. ¿Qué hemos logrado? ¿Con qué hemos contado? ¿En qué hemos fallado? ¿En qué hemos crecido? Preguntas que nos llevan a tomar conciencia de nuestra vida, a tomar el control de nuestros pasos y a proveer las enmiendas necesarias. Pero mucha gente le teme a enfrentarse con estas interrogantes y piensa que pensar en ello es un trabajo no siempre satisfactorio y por tanto es mejor obviarlo y seguir ¿la vida loca?. Bueno, en el fondo sabemos que es un error, y que es de valientes enfrentarse con nuestro yo interior. Hacer un inventario de nuestros bienes, de nuestros logros, de nuestros dones, sólo nos permite hacer conciencia de la infinidad de regalos que día a día, minuto a minuto, Dios nos brinda. Regalos que nos pasan inadvertidos, que no los apreciamos y mucho menos, los agradecemos.

Se ha preguntado alguna vez cómo se sentiría si con ilusión y amor escoge un regalo para uno de sus hijos y éste ni siquiera lo abre? De seguro que quedará decepcionado. Pues de la misma manera nuestro Padre Celestial debe sentirse cuando no apreciamos sus regalos. Dones que continuamente recibimos y no nos percatamos de ellos. Es pues este tiempo, tiempo de gracias porque dar gracias a Dios nuestro Creador es más que un deber, una consecuencia natural frente a tan inconmensurable amor. Y para percatarnos de ello, viva un día a la vez. No se esfuerce ni se precipite haciendo planes para mañana, porque mañana puede no llegar nunca. Disfrute el día de hoy plenamente, disfrútelo como si fuera su último día. Haga todas esas cosas hermosas que ha anhelado hacer, no de cualquier manera o sin pensar, sino con verdadera alegría. En este diciembre sea como un niño que no piensa en el mañana y que ha olvidado lo que le pasó el día anterior, no para ser indiferente frente al futuro, sino para vivir como si el único momento que importara fuera ahora. Porque el ahora es el tiempo más excitante que hayas conocido, de modo que no pierdas ni un segundo de él. Vive completamente, listo para que cualquier cosa pase en cualquier momento. Hoy, ahora, es el tiempo de dar gracias a Dios y a tanta gente que a nuestro alrededor nos brindan su amor, su amistad y su apoyo. Cuando vivas de esta manera, estarás preparado y abierto a cualquier cosa que pueda ocurrir. Los cambios que anhelas vendrán y a veces, los que no habíamos contemplado pero que nos beneficiarán a la larga. Así que eleva tu corazón con profunda gratitud cuando vengan uno por uno y por sobre todas las cosas, mantén tu interior, el tesoro de tu alma, completa y continuamente renovado, listo para que more en él nuestro Señor Jesús.

En nuestra portada y entrevista central mostramos una linda representación de la nueva generación del glamour y la elegancia de Santiago: Tery Dumit, Ana Amelia Haché, Rosaura Cabral, y Raquel y Patricia Quesada,  han seguido los pasos de sus respectivas progenitoras, elegantes damas de la sociedad de Santiago, imprimiendo su estilo personal, actual y vanguardista,  con toques de marcada sofisticación. Pero además, en esta edición especial dedicada a Santiago, interesantes reportajes desde esta hidalga ciudad de los Treinta Caballeros, le alegrarán el espíritu y sentirán la nostalgia de compartir en la tan querida Ciudad Corazón.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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