No nos damos cuenta, pero nuestra vida responde al capitán del tiempo; en ocasiones, al stress, y en la mayoría, a la ambición por conseguir cosas que cuando las obtenemos, nos preguntamos sin grandes emociones, ¿Y ahora, qué?. Nos pasamos la vida accediendo a las demandas de los demás, a la vorágine de la prisa, a los multi-empleos, al agobio y a la preocupación. Y hasta nos decimos a nosotros mismos que ésta es la vida de hoy. Pero olvidamos que la vida de hoy o la de ayer, la diseñamos nosotros mismos.

 Nuestra vida, y en consecuencia,  el estilo que asumamos, depende únicamente de nuestra decisión individual. El nivel del ritmo de nuestra vida, lo ponemos nosotros. ¿Acaso se nos ha olvidado que programarla incluye períodos de descanso? Quizás no se nos ha olvidado, pero sí entendemos como normal, el tener que posponerlos, continuamente, para cuando  tengamos tiempo. Y, ¿dónde hemos derrochado el tiempo? ¿Dónde colocamos el tiempo saludable que nos permitirá cargar energías? Sencillamente lo postergamos porque entendemos que lo que hacemos es lo más importante, y en consecuencia, anulamos la posibilidad del equilibrio.

Y cada vez más, ese desequilibrio cobra con creces su abandono. Se resiente la salud, se destruye la familia, se resquebrajan las amistades. Y todo porque somos incapaces de programar nuestras rutinas y controlar nuestras acciones de vida, donde, si  bien es necesaria e importante la actividad productiva, también es indispensable y saludable el período de descanso, las vacaciones y el ocio.

Es tiempo de vacaciones, y este periodo debería de ser sagrado espacio para las familias. Sin embargo, es sinónimo de preocupación porque los niños están en casa, y por parte de los padres, todo sigue igual. Emular el comportamiento de  culturas más avanzadas, nos promete una posibilidad de lograr encuentros interesantes. Las vacaciones familiares son, en países desarrollados, una fórmula inequívoca de salud emocional y familiar. Y aunque muchos en nuestro país así lo han asumido, aún nos falta mucho para aceptar que es tiempo de pensar en nosotros mismos, en añorarnos, en darnos esos placeres que hemos postergado por tanto tiempo.

“Nadie nos ha prometido mañana”, es mi frase favorita, y me permite animar a mis amigos y a todos los que me rodean, a descubrir la vida, presente en el ahora, en el instante. Una vida que si bien es fascinante, puede resultar corta o sorprendente para aquellos que creen que existirán para toda la vida, y posponen sus sueños continuamente. Porque el placer de vivir, es ese: disfrutar lo que tenemos cuando lo tenemos. Me permito pues, compartir con ustedes estas recomendaciones de autor desconocido, pero que sirven para ubicar las prioridades en nuestra vida:

Vive cada hora como si fuera la última.

No pierdas el tiempo en lamentarte por lo que hiciste mal; ¡hazlo bien ahora!.

No te quejes de tu destino, porque tu destino está en tus manos.

No renuncies a lo que es tuyo si no es por generosidad.

No te rindas ante cualquier obstáculo, no encuentres excusas para abandonar.

Vive, ¡he ahí la consigna!

No desaproveches ni un solo momento de la vida.

Vive intensamente, abierto a todo.

Vive por los ojos, los oídos, por la boca, por la piel.

Vive con el cerebro, con el corazón, con las manos, con la imaginación, con la fantasía.

Vive la realidad y los sueños.

Vive la música y las palabras.

Vive, vive. ¡Esa es la consigna!

En nuestra portada y entrevista central, compartimos con nuestros lectores la historia de vida de Guillermo

Arduino, un exitoso comunicador de CNN Internacional, quien afirma convencido que “Cuanto más arduo es el desafío, mayor es la satisfacción”.

Pero además, interesantes artículos relacionados con el periódo de Vacaciones, los informarán sobre las tendencias y lugares para disfrutar una excelente escapada de la rutina en nuestro país, asi como opciones de campamentos de verano para los más pequeños, las columnas de nuestros colaboradores y las actividades más importantes de la quincena.

Hasta la próxima y que Dios los bendiga.