Como si retornáramos a la época de la antigua Grecia, donde el culto al cuerpo formaba parte del legado natural del género masculino, los hombres de hoy han convertido en verdadera obsesión lucir un cuerpo esbelto, fuerte y saludable. Los gimnasios están abarrotados de hombres y mujeres de todas las edades, que aspiran a lograr este objetivo y que han asumido el compromiso de ejercitarse como la forma más saludable y económica para una larga vida.
Y si bien en la antigua Grecia este entrenamiento los facultaba para defender sus territorios, la motivación de hoy es más ambigua y mientras algunos lo hacen por salud, otros lo hacen por estética, y muchos otros por pura moda. Lo esencial es que los beneficios de un cuerpo sano son realmente importantes para la preservación de la salud y en consecuencia, de la vida. Una vida envuelta en un ritmo acelerado de demandas multiplicadas, que han venido afectando a la humanidad y envolviéndola en una vorágine de ambiciones ilimitadas, dejando poco espacio para la salud personal, tanto física como espiritual. Así que la conciencia de tomar control de nuestro cuerpo, como legado de Dios para su propósito, resulta bienvenido en un mundo que atenta contra la vida misma. Ejercitarse físicamente, controlar lo que ingerimos, y rechazar los productos que nos dañan, como el alcohol, cigarrillo, drogas, etc., es un estilo de vida que animamos a expandirse en todas las familias.
No hay duda que teniendo padres saludables, tendremos una generación más libre de contaminaciones y en consecuencia, con más conciencia sobre su verdadero rol en la sociedad. Porque ejercitar y controlar nuestro cuerpo, es el paso previo para adentrarnos a ejercitar nuestro interior. Y de esto se trata. De una conciencia clara sobre nuestra misión en la vida que nos ha tocado vivir. Frente a los seres que nos han encomendado: nuestros hijos, nuestros nietos, nuestra familia. Y por supuesto, frente a nuestro Padre Celestial. Celebramos pues nuestra edición dedicada a los Padres, animándolos a enfrentar sus realidades individuales, a corregir los malos hábitos asumidos a veces inconscientemente, y que han generado las divisiones intrafamiliares, creando abismos de cuidado y detalles entre padres e hijos con la excusa de «no tener tiempo» o la auto justificación de que es «para su bien». No hay duda de que muchos hijos han crecido sin los necesarios momentos de ocio y diversión sana con sus padres, y pasado el tiempo, cuando ya son viejos, esos mismos padres sufren y han sufrido, la indiferencia de sus hijos, porque si ciertamente hay hijos que tienen hambre del cariño de sus padres, también hay padres que hambrean el cariño de sus hijos. Y ambos casos son penosos, lamentables y perfectamente corregibles. No deje para mañana cuando tenga tiempo- todo aquello que quiere compartir con su familia. Entienda claramente que nadie nos ha prometido mañana y que lo que hoy no logras, mañana puede ser tarde.
El amor es fundamental en la relación con sus hijos, por sobre todas las cosas, pero también la disciplina. Hay padres que son permisivos por sentirse culpables de no darle el tiempo que debieran darles. Y esto es un grave error, porque debemos saber equilibrar rigor y misericordia; disciplina y entrega. Y saber que «tu siembra es voluntaria, pero tu cosecha es obligatoria». Esto significa que tenemos que rendir cuenta de aquellos que nos han encomendado y por ello nunca debemos cansarnos de corregirlos, de guiarlos por el camino del bien, de instruirlos en la verdad y en el amor, porque como bien dice la Palabra en Gálatas 6, 9: «Así que no nos cansamos de hacer el bien porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos».
Y si la cosecha es buena, usted puede sentirse orgulloso y feliz de su rol como padre en la cadena infinita de su descendencia. Empiece hoy, no lo deje para mañana. Haga ajustes en su agenda así como lo ha hecho para el gimnasio, y ejercite lo más importante de su vida: su relación con Dios. Si así lo hace, todo ocupará el lugar perfecto, en su vida personal, en su relación de pareja, en su relación como padre, como hijo, como amigo, y sentirá la paz que sobrepasa todo entendimiento, porque como el pequeño que confía su protección de la mano de su padre, usted y los suyos estarán completamente seguros de la mano de su Padre Celestial. Sea una estrella para sus hijos y nietos, una estrella que brille por siempre en sus recuerdos.
En nuestra portada y entrevista central presentamos a Anthony Bernal, propietario del Club Atlético Body Shop, quien junto a su hermosa familia nos confiesa su pasión por el fitness y su clara convicción de que «La familia es lo primero». Pero además, nuestros lectores podrán deleitarse del rico contenido de esta edición especial, con interesantes reportajes de padres modelos, secciones sobre moda para papá, sugerencias para agradar a ese ser especial y noticias de interés para todos.
Con unas felicitaciones muy especiales a todos los padres de nuestro país, los convidamos a encontrarnos la próxima quincena.
Hasta la próxima y que Dios les bendiga.