Mensaje de la Editora

Mensaje de la Editora

La agitada vida que llevamos hoy, nos mantiene con los nervios crispados a causa del stress. Una energía sin procesar que se va acumulando en nuestro interior y explota en cualquier momento. Algunas veces afectando nuestra salud, y las más, envenenando nuestro humor y nuestra tolerancia. Es pues, cotidiano presenciar discusiones donde la ira se desata y, descontrolada la palabra, se infieren insultos que encienden a su vez, la furia del receptor, convirtiendo el evento en una vorágine de odio y rencores insalvables.

Y lo peor de todo, es que estos tristes episodios se hacen tan frecuentes, que se han convertido en espectáculos que entretienen la morbosidad de un público ávido de escándalos. Asi que, ya es normal encontrar en el dial de nuestra radio o televisor, programas cuyo estilo es el del insulto, la ofensa y el agravio, y donde se da paso, justamente, al descontrol de nuestras emociones más bajas. Y yo me pregunto, ¿qué aportan estos medios disfrazados de decir la verdad aunque duela? Yo opino que muy poco, porque se está cultivando la contienda como única salida para conseguir objetivos, y aunque la verdad siempre debe ser pronunciada, sin dudas hay muchas formas de decirla que no involucren el ultraje más vil. Dice la Biblia en Proverbios 13, 3 que “el que guarda su boca, guarda su alma; más el que mucho abre sus labios, tendrá calamidad”. Hay pues, que ser prudentes y sabios en el uso de la palabra, y saber dosificarla y callar cuando se hace necesario, porque como también expresa Proverbios 17, “Iniciar una pelea es romper una represa”.

Y, ¿cuántas represas se rompen cada minuto de nuestras vidas, muchas veces por pequeñeces? Tanto aquellas provocadas por nosotros, como las propias, descontroladas por la emoción o la rabia. Es tiempo de que seamos sabios y no tontos útiles  al servicio del mal. La armonía y la paz deberían ser el anhelo de una sociedad civilizada, y sin embargo, el combustible que prolifera es el odio, la contienda y el desafío verbal. Seamos portavoces de la paz, creando paz en nuestro entorno. Seamos sabios y prudentes en el uso privilegiado de la palabra, y no vulgares necios procurando división. Sepamos poner un centinela en nuestra boca, que no permita que el desafuero se escape de nuestro control. Porque Dios ordena tanto nuestro pasos como nuestras paradas.

Tanto la palabra sabia, dicha en el momento preciso, como el silencio audaz, que evita la disputa. Usemos pues, el termómetro del amor, que no nos permite fallar cuando la duda surja. Halemos el freno de nuestro caballo desbocado y simplemente pregúntese, “Lo que voy a decir, ¿me beneficará o beneficiará a alguien?” Y si la respuesta es NO, tenga el coraje de detenerse y dar gracias a Dios por hacerlo sabio. Verá que se sentirá mucho mejor, que constatará que Usted tiene el control de lo que dice, y no una furia momentánea, y se alegrará de saber que ha alcanzado un peldaño más en su viaje a la perfección. En nuestra portada y entrevista central, podrán disfrutar de la belleza y talento de Mariaca Semprún, una venezolana que transita el arte en sus variadas facetas, porque como bien expresa “El arte es algo por lo que yo respiro”. Pero además, interesantes reportajes y nuestras habituales secciones, harán de esta edición dedicada a las Vacaciones, una agradable guía para seleccionar las variadas opciones de diversión y moda para el verano. Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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