“Hijo de mi alma, yo sé que tu silencio más que palabras lindas, necesita un espejo, si bien yo soy tu padre y eso me da derechos, sé que a tu edad no valen algunos argumentos, que sobran ciertas frases y hace falta el ejemplo.”
Julián Zini Villalba

El mundo acelerado en todos los órdenes que vivimos hoy, llega sin menoscabo a las familias, especialmente a las relaciones padre-hijo que se ven frágilmente cimentadas en escasos encuentros familiares, donde se vislumbra la ausencia de la siembra de valores y principios, que han sido dejados al cuidado de las escuelas, los amigos, la televisión, el internet y el avasallante mundo de las comunicaciones de todo tipo. Es ciertamente raro ver que las familias participen de coloquios o diálogos y conversaciones de cierta profundidad con sus hijos, ya sea porque los padres no tienen tiempo para ello, o porque los hijos prefi eren “chatear” con sus amigos por el BB, que se ha convertido en el artículo inseparable de los jóvenes de hoy.

Y no es que estemos en contra de la tecnología y los avances de la ciencia, sino que vemos con preocupación que en  vez de servir a la humanidad para mejorar su comunicación, han logrado sustituir la calidez de un encuentro en familia, o con amigos, donde la emoción y la interrelación se convierta en expresiones de afecto, por frases cortadas, de un nuevo  lenguaje que en muchos casos propicia el chisme, la desfachatez encubierta y hasta anti-valores inimaginables. Y ya esto no es cosa solo de “muchachos”, porque los adultos han sucumbido a sus encantos y han desatado la obsesión enfermiza de estar “pegados” al BB dejando de prestar atención a aquellos que están a su lado, porque como dijo alguien “el avance de las comunicaciones, ha logrado acercar a los que están lejos y alejar a los que están cerca”.

Y nada más cierto. Esta realidad  agrega una dosis peligrosa al ya descontrolado orden de las familias, donde la acelerada vida de hoy, atenta con los encuentros y está vacía de ejemplos. Porque los padres de hoy están obsesionados con lograr el éxito empresarial, mucha prosperidad económica, mucho liderazgo, mucha sabiduría, y sin embargo, evidencian una carencia de presencia, de  cercanía con sus hijos y de supervisión personal, lo que ha dado como resultado una ausencia de valores, de ejemplos, de  tolerancia, de diálogo franco, de enseñanza y perdón, de cariño y de amor. Porque ser padres, si bien es un privilegio para muchos, es sin dudas un compromiso para todos.

Y ese compromiso, de echar hacia adelante a esos seres que han procreado, muchas veces se confunde, y se empeñan en lograr, a como de lugar, la obtención de cosas materiales “por los hijos”, para que tengan “todo lo que yo no tuve”, sin darse cuenta que ellos desearían tener lo que la generación de sus padres sí tuvo: mucho control, pero mucha cercanía; mucha disciplina, pero mucha enseñanza; mucha carencia material, pero grandes riquezas del espíritu. Y todo bajo el ejemplo de figuras paternas con el único orgullo de sus principios y valores familiares, quienes con una verdadera vocación de padres, de sabiduría cotidiana tomada de la vida misma y de los ejemplos heredados de generación en generación, traspasaban a pulso a sus hijos, forjándoles el carácter a través de su ejemplo y con el orgullo  de la honorabilidad. ¿Hemos perdido eso? Si es asi, hemos perdido un gran tesoro que ésta generación tiene el deber de recuperar. Pero, no todo está perdido.

En nuestra portada y entrevista central nos enorgullecemos en presentar a un padre comprometido, orgulloso y responsable,  que ha sido ejemplo y espejo luminoso para sus hijos. El prestigioso poeta y ensayista José Mármol, nos regala una rica entrevista, llena de auténticos ejemplos y lecciones para los padres de hoy que de seguro van a disfrutar. Pero además, interesantes reportajes, las últimas tendencias y los más actuales adelantos tecnológicos, le servirán de guía para el regalo de papá en su día.

Hasta la próxima y ¡muchas felicidades y bendiciones a todos los padres en su día!