Mensaje de la Editora

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La coherencia es una virtud exquisita.  Necesita de mucho más que sentimientos o creencias, diafanidad. Pero sobre todo, una seguridad en sí mismo y en lo que cree, con bases sólidas incapaces de ser destruidas.  Ser coherente es ser auténtico. Es ser fiel a lo que proclama o lo que entiende correcto o incorrecto, con sus propias acciones o actitudes. Es ser honesto en cualquier circunstancia.

Es pensar lo mismo en cualquier situación. Es ser vertical sin permitir dobleces. Es manejar la vida con el timón afincado en principios y valores sólidos.  Es no doblegarse ante la tentación y no maquillar las irregularidades. Es ser el mismo en las buenas y en las malas, en la escasez o en la abundancia. Es ser fiel cuando todo te invita a ser infiel. Es ser honesto cuando todos son deshonestos. Porque la coherencia es un estilo de vida y se traduce en ejemplo. Y son ejemplos los que necesita  nuestra sociedad y nuestras familias. Es coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos.  A menudo nos quejamos de la falta de valores en nuestra sociedad, pero olvidamos que la sociedad es el reflejo de las familias que la componen. En consecuencia, la familia es la que está falta de valores. Aunque como bien dijo un buen amigo, no es «falta de valores» porque los valores están, son inalterables. Es falta de valoración de esos valores. Es desinterés o indiferencia, es obviarlos porque interfieren con actitudes que se contraponen. Porque en muchos casos, nos hemos acostumbrados a ser permisivos, a maquillar los errores, a «adaptar» la moral a nuevos criterios de rectitud. Y esto, que muchos criticamos o afirmamos que nos preocupa, muchas veces existe en nuestro propio hogar, en el eje de nuestro proceder, en muchos casos, sin darnos cuenta.  Es tiempo por tanto de auto-examinarnos. De revisar honestamente nuestras acciones, nuestros ejemplos, nuestro proceder, nuestra visión de las cosas.  Porque son nuestras actitudes que conforman los ejemplos a seguir. Ejemplos que están faltando en las familias. ¿Se ha preguntado alguna vez si es ejemplo de coherencia para sus hijos? Es tiempo de que lo haga. Y si es usted un padre que le pide a sus hijos que no fumen y usted fuma. O si habla de moralidad y respeto y sus acciones dicen lo contrario, obviamente no es ejemplo sino incoherencia, algo que se traduce en rebeldía en sus hijos.  Por lo tanto, en esta celebración del Día del Padre, es oportuno recapacitar en algo tan vital para el sano desarrollo de nuestras familias.  El padre debe recuperar el lugar que le corresponde como eje central de las familias, como rector de principios y valores. Debe recuperar su liderazgo  y  convertirse en verdadero ejemplo a seguir. Para ello, no basta con que piense correctamente en su interior. Debe demostrarlo con sus acciones, porque un buen exterior es la mejor recomendación de un perfecto interior. Y ser padre, es ciertamente una gran responsabilidad y un tremendo desafío. El padre Miguel Ortega, lo define de esta forma magistral:

«Ser padre es ser creador de sueños y artista de ilusiones y sonrisas.

Es decir una palabra, hacer un gesto, inventar un juego, contemplar con cariño y guardar silencio.

Es corregir una vez, animar muchas veces y sonreir siempre.

Es acariciar desde el alma hasta el corazón del hijo.

Ser padre es entregar los ojos, sufrir insomnio, sentir orgullo y amar cada minuto.»

En  nuestra portada y entrevista central, Alberto Atallah, acompañado de su linda familia, es un ejemplo de esto cuando afirma que «Cuando se siembra amor, se cosecha esperanza». Además, interesantes reportajes, consejos y sugerencias para los padres, así como las actividades sociales más relevantes de la quincena, conforman esta edición especial de Padres, que estamos seguros, disfrutarán al máximo.

Hasta la próxima entrega y que Dios les bendiga,

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