Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

“El amor y la verdad se encontrarán;
se besarán la paz y la justicia.
De la tierra brotará la verdad, y
desde el cielo se asomará la justicia.
El Señor mismo nos dará bienestar
y nuestra tierra rendirá su fruto.
La justicia será su heraldo y
le preparará el camino.”
                                    Salmo 85, 10-13

Estrenamos un nuevo gobierno y la esperanza florece como primavera después de un crudo invierno.  Todos los dominicanos sembramos la semilla de la esperanza no en una persona, en este caso nuestro gobernante, sino en la capacidad de todos los dominicanos de emerger de las cenizas, de construir un nuevo camino de progreso, con un capitán dispuesto a sortear las aguas turbulentas y a afrontar las dificultades sin preámbulos ni excusas. Pero esa esperanza tiene que estar cimentada en la confianza, en el sacrificio y en la valentía con que cada uno de nosotros decide reanudar su camino hacia el progreso.  Saludamos con auténtico orgullo las palabras de nuestro Presidente, porque fueron palabras conciliadoras, promesas compartidas, responsabilidad de todos. Pero, lo más importante de toda su brillante exposición fue saber que puso su confianza en el Señor, que le pidió su bendición, rogándole por la gracia de la sabiduría y el discernimiento.  Todos los dominicanos sabemos que Dios siempre ha estado con nosotros, dispuesto a escuchar nuestras súplicas. Pero hemos obviado su presencia, a sabiendas de que “El promete paz a su pueblo y a sus fieles, siempre y cuando no se vuelvan a la necedad.  Muy cercano está para salvar a los que le temen, para establecer su gloria en nuestra tierra.”  Si esa fe y esa confianza son auténticas, los resultados no tardarán en aparecer.  Tenemos que limpiar nuestra casa interior. Tenemos que botar los trastes sucios que se han acomodado como parte de nuestra conducta: la hipocresía, la mentira, la dualidad, la corrupción, el engaño y la maldad.  Es necesaria la transparencia, algo difícil pero posible.  Si todos los dominicanos nos permitimos el lujo de sobrevivir en la integridad, el cambio es posible y la confianza crecerá como el trigo.  Porque muy claro está en la Palabra “El Señor protege la vida de los íntegros, y su herencia perdura para siempre.  En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia”. Confiemos pues, primero en Dios y en sus promesas, y viviendo su ejemplo, construyamos una sociedad sana, esa que aspiramos legar a nuestros hijos, donde la justicia prevalezca ante cualquier asomo de poder, donde la paz reine sin absurdas angustias, donde resplandezca el amor a los demás y la ternura acaricie el vocabulario de todos. Donde el respeto y la disciplina sean parte de la cotidianidad, y la gracia de Dios la lluvia que abone nuestra esperanza.  No es un sueño utópico. Es auténticamente alcanzable. Está en nuestras manos la decisión de lo que queremos para el presente y para el futuro.  Cada cual dentro de su ámbito y sus posibilidades, haciendo lo mejor que sabe hacer.  De esa manera, la maquinaria del progreso empezará a andar.  El óxido de sus piezas mal usadas desaparecerá,  para iniciar una carrera lenta pero segura.  Poco a poco, con el aceite de los que confían en la rectitud, la maquinaria correrá a velocidad insospechada, para llegar al puerto de la prosperidad y la bonanza.  Nunca dudes de las promesas del Señor.  Confía.  Cree, como si ya lo estuviéramos viviendo y lo verás, porque como lo afirma el Salmo 37,37 “Observa a los que son íntegros y rectos:  hay porvenir para quien busca la paz.”

En nuestra portada y páginas centrales comparta con nosotros la experiencia de vida de un auténtico cosmopolita: Zvonko Siroki, quien junto a su esposa e hijos disfruta la alegría de conocer diferentes culturas a través de su trabajo: la hostelería.  Asimismo, disfrute de las gráficas más relevantes de los actos con motivo del cambio de mando, así como la importante actividad de la Fundación Mir. Además, interesantes reportajes y gráficas, hacen  de esta edición una entretenida opción para nuestros lectores.

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