MENSAJE DE LA EDITORA

MENSAJE DE LA EDITORA

Con mucha más frecuencia de lo deseable, nos sorprenden los escándalos de la gente que creíamos modelos de éxito en  nuestra sociedad. Todavía con cierto estupor, asistimos a la proliferación de una sociedad donde el cáncer de la corrupción y la codicia desmedida, hace metástasis en círculos que antes parecían imposibles de sobornar. Y esto solo nos confirma dos cosas: que la moral se ha ido acomodando a nuevas reglas para el beneficio particular, sin medir sus consecuencias; y que nuestra capacidad de asombro y tolerancia han sido mortalmente heridas, convirtiendo en normal una serie de actos delictivos que por la sobre-abundancia en nuestra sociedad, ya no nos causan asombro.

Y ambas actitudes son ciertamente peligrosas, porque la moral no admite maquillaje; sencillamente una cosa es buena o mala. Y por otro lado, tolerar sin preocuparse y ver las cosas malas como normales , es justamente hacer eco y solidarizarse con lo mal hecho, porque lo que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada y como expresara Martin Luther King con profunda tristeza, “no nos escandalizan los actos de la gente mala. Nos duele el silencio de la gente buena”.

En consecuencia, si nos  ha tocado vivir en una podredumbre social de pérdida de valores, de injusticia y desafueros, no es correcto encerrarnos en  una cúpula de cristal diciendo que todo lo de fuera está mal y nosotros estamos bien. Es necesario que la gente buena reclame con valentía lo correcto. Porque por más escondido y tapado que se hagan las cosas mal hechas, dice muy claramente Hebreos 4, 13 que “Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuentas”. Y asi ha estado sucediendo. Y así seguirá sucediendo.

Porque solo los limpios de corazón dormirán tranquilos a la espera de un nuevo día. Sé tú, parte de este compromiso con tu sociedad. Haz lo correcto, echa a un lado el enojo, la impaciencia y el egoismo, y da paso a la humildad, la paciencia y el amor. Siembra ejemplos, aunque no puedas ver dónde siembras. Te sorprenderán los frutos de tu cosecha.

Porque como dice Coelho, “Lo que el mundo necesita son ejemplos y no opiniones”, pues los demás podrán dudar de tus palabras, pero con seguridad,  creerán en tus acciones. Decídete a cambiar el mundo que te rodea. Toma la decisión de interceder por una sociedad más sana. Y para ese momento de decisión, me permito compartir esta pequeña oración con todos mis lectores: “Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes, y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites felicidad. Si me das fuerzas, no me quites razón. Si me das éxitos, no me quites humildad.

Ayúdame siempre a ver el otro lado de la moneda. No me dejes culpar a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.  No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso; más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede el triunfo. Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte, y que la venganza es la señal primitiva del débil. Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para aprender del fracaso. Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme, y si la gente me faltara, dame valor para perdonar.  Señor, si yo me olvido de Ti, nunca te olvides de mí”.

En nuestra portada y entrevista central, disfrutarán del carisma de Alejandro Sanz, en una entrevista exclusiva para nuestra revista ES, con motivo de su concierto este fin de semana en Altos de Chavón. Pero además, disfrutarán en esta edición, de nuestras variadas secciones y las reseñas de las actividades sociales más relevantes de la quincena. Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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