Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

“Es más cómoda la mediocridad de ser
simplemente “uno más”, que la lucha por
mostrar todo aquello que somos capaces de
hacer con los dones que Dios nos dio.”
Inédito, Paulo Coelho

Soy una persona positiva. Trato de buscar siempre la parte positiva de las cosas, obviando aquello que nos atrasa. Pienso que es una pérdida de tiempo y de esfuerzo el rumiar los inconvenientes de la vida, y apuesto a combatirlos haciendo lo correcto. Pero en ese esfuerzo no descartamos la denuncia, la indignación y la valentía para enfrentar lo incorrecto, para denunciar las injusticias y para clamar por lo que se corresponde con lo esencial para vivir en paz. 

Nuestro pueblo es un pueblo pacífico, tolerante, que ha asumido las continuas  limitaciones a su calidad de vida  como naturales y que cuando trata de clamar lo que debería corresponderle por justicia, es como un ruego, como un favor inmenso, cuando debiera ser el resultado de vivir en sociedad. Los elevados costos de los elementales servicios de luz, agua potable y comida, escapan por mucho de lo que pudiera sostener una familia de clase media, ni hablar de los más pobres. Entonces, sencillamente nuestro país debiera declararse en emergencia porque no es capaz de responder a las más básicas necesidades del pueblo, con eficiencia y constancia. Ni hablar de los abusos, del alto costo de los alimentos, de los bajos sueldos, en fin, un panorama nada alentador que por supuesto es el asesino de la esperanza.  Cuando vemos estas cosas, cuando las sentimos en carne propia, nos deprimimos. Pero justamente en ese punto no coincido con los que sucumben. Creo que hay que formar una gran voz de protesta pacífica que socave los endurecidos corazones de los funcionarios  públicos. Y por sobre todo, utilizar el arma que nunca falla: la Palabra de Dios. Y justamente mientras meditaba sobre todos los problemas que aquejan a los dominicanos, recibí un afiche que precisamente decía: “Rescatemos nuestros valores con la Palabra de Dios”, una hermosa campaña de la Sociedad Bíblica Dominicana que invita al pueblo a parar la delincuencia utilizando la Biblia como canal de bendiciones para nuestro pueblo. Pero no basta solamente con tener una  Biblia, que en cualquier caso es un libro más en la biblioteca de cualquiera, y en otros un libro que reposa olvidado en nuestra mesa de noche, sino que el resultado estará en el uso y hábito de su lectura, en la profundización de sus mensajes, que a veces resultan tan actuales que parecieran haber sido escritos para la sociedad que vivimos. Y esto es tan increíblemente poderoso que aquellos que lo hacen con fe, ven los resultados de inmediato.  Por tanto, si es usted de los que dice que esta situación no la arregla nadie, pida con fe, con verdadera fe, por nuestro Presidente y nuestro Gobierno, no importa si pertenece o no a su partido. Vamos a orar por ellos para que ablanden su corazón y para que Dios permita que los buenos permanezcan y los malos sean sacados de las fuerzas del poder. Porque ciertamente, si gente de buen corazón, hace lo que está llamado a hacer en las diferentes posiciones del gobierno, que piense en los demás como un conglomerado de justicia, nuestra sociedad se encaminaría por senderos de progreso y de paz. Así que si a usted no le gusta la contienda, y además entiende que con ello no hace gran cosa, sumérjase en el estudio de la Bilbia, ore por muestro país, y verá los resultados maravillosos de la fe, la obediencia y la constancia. Hay que dejar de ser indiferentes, tibios, mediocres. Haga algo, lo que esté a su alcance para beneficiar a su entorno. No solo se sentirá mejor sino que descubrirá los innumerables talentos con que cuenta, el innegable poder de su fe para cambiar el mundo. Los dejo pues con esta reflexión de Paulo Coelho:

“Una cosa es escuchar nuestro corazón;
otra cosa es quedarnos siempre conversando
con nuestro yo interior, sin prestar atención a los demás.
 Este diálogo egoísta muchas veces no nos deja dormir durante la noche
y nos arruina el placer de momentos importantes del día.
Nos quejamos en silencio de personas que no actuaron bien,
de cosas que no sucedieron como deseábamos,
de actitudes equivocadas que tuvimos.
Dentro de cada uno de nosotros existe un ángel y un demonio,
y sus voces son muy parecidas.
El demonio alimenta esta conversación, tratando de mostrarnos
que somos débiles y que no tenemos justificación.
El ángel nos hace reflexionar acerca de nuestras actitudes,
Aunque –por lo general- está tratando de silenciar esta voz interna.
El sabe que, para descubrir muestro verdadero camino,
necesitamos mirar hacia fuera, hacia el milagro de la vida que nos rodea.”

En nuestra portada y páginas centrales disfrute de la trayectoria artística de uno de los más exitosos pianistas de su generación: Víctor Rodríguez, quien afirma que “el piano es la manera más efectiva de comunicarme”.  Además, disfrute de nuestros variados y atractivos reportajes, todo lo que está de moda y  las actividades más relevantes de la pasada quincena.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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