Mensaje de la Editora

Mensaje de la Editora

No hay duda ninguna. Somos un país de gente alegre. No importan las crisis, ni los presagios atemorizantes para la gran mayoría, los dominicanos saben sonreír.  Desde el más humilde hasta el más encumbrado, se las ingenian para buscar el lado humorístico de las tragedias y de los malos tiempos.

Y pienso que esta bendita manera de enfrentar la vida es lo que nos permite seguir siendo un país tan especial. Porque sonreír es un acto automático de pureza del alma, donde habitan las emociones y donde se cocinan los conflictos. Abrir una ventana para dejar escapar las posibilidades de la amargura, del miedo o de la tristeza, es ser sabios. Cuando logramos sonreír, abrimos un canal por donde se deslizan los problemas, se liberan las tensiones y se construye la esperanza. No cuesta nada y rinde muchos beneficios. Ante ella, sucumben hasta los más obstinados individuos y  este simple gesto vale más que mil palabras. Pero, ¿es la sonrisa la carta de presentación de la felicidad? Puede serlo, ¡debiera serlo!, pero sin embargo, no todos los que sonríen son felices.

En muchos casos porque han colocado «la felicidad» en un tope inalcanzable, sin darse cuenta de que habita en la cotidianidad y en los más sencillos actos de amor, y en otros casos, por la dificultad que tenemos para definir el sentido y misión de nuestras vidas, permitiendo que la dualidad  y la hipocresía invadan nuestras acciones diarias. Es por eso que sonreímos a un niño, pero no somos capaces de ayudarlo; sonreímos a un supuesto amigo y no dejamos de criticarlo; sonreímos a nuestra pareja y somos capaces de engañarla.  Y es que sonreír no es un recurso para bajar la guardia, sino un recurso para estar siempre en guardia. Porque cada minuto de nuestra vida nos demanda el regocijo de la propia vida. Solo así seremos felices y la sonrisa espontánea saldrá a cada minuto desde lo más profundo del alma. Hagamos este ejercicio de amor, a nosotros mismos y a los demás.  Cuando no tenga algo que decir sin herir, sonría. Cuando no encuentre palabras para expresar una emoción, sonría.  Cuando necesite perdonar, sonría. Cuando quiera regalar alegría, ¡sonría! Solo de esta forma se construye la felicidad. Y  al efecto, quiero compartir con ustedes este texto, de autor desconocido, que expresa claramente estos conceptos:

 

«Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón,

esperanza en las batallas,

seguridad en el palco del miedo,

amor en los desencuentros.

No es solo valorizar la sonrisa,

sino también, reflexionar sobre la tristeza.

Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas

y volverse actor de la propia historia.

Es atravesar los desiertos fuera de sí,

más ser capaz de encontrar un oásis

en lo recóndito del alma.

Es agradecer a Dios cada mañana

por el milagro de la vida.

Ser feliz no es tener una vida perfecta,

Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia.

Usar las pérdidas para refinar la paciencia.

Usar las fallas para esculpir la serenidad.

Usar el dolor para lapidar el placer.

Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.»

En esta edición especial dedicada a Santiago y toda la región Norte del país, presentamos en portada y páginas centrales a la primera mujer que ostenta la presidencia de la Asociación de Industriales de la Región Norte:  Lina García de Blasco, quien en una entrevista exclusiva para ES, nos manifiesta su amor por su familia y su compromiso de luchar por el desarrollo de su región.  Pero además, interesantes reportajes nos muestran el talento de los profesionales de la zona, mientras disfrutamos de las actividades sociales más relevantes de la quincena.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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