Mensaje de la editora

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“Deténganse en los caminos y miren: pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino.”Jeremías 6, 16

La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar. En nuestro transitar por la vida diaria a veces perdemos el rumbo. Nos sobreviene la angustia y la típica pregunta no se hace esperar: “¿Hacia dónde vamos?”, y como suave bendición de Dios nos cuestionamos sobre lo qué estamos haciendo y por qué lo hacemos.

Ese momento puede ser crucial en nuestras vidas, pero a  menudo, lo pasamos por alto sacudiendo la cabeza como para desechar un mal pensamiento.  Pero es quizás el mejor pensamiento que pase por nuestras vidas: el momento único de retomar el rumbo hacia el camino perfecto. 

Con nuestras actitudes sin embargo, solo logramos posponer el momento del enfrentamiento, y tropezar con paredes mucho más sólidas e insalvables. Ese momento, de desesperanza, de dolor, de frustración, de confusión o de pérdida, es el que muchos llaman “la noche oscura del alma”.  Una noche oscura que nos toca a todos los mortales, más de una vez, en el transitar de nuestras vidas. Pero son esas “noches oscuras” que nos darán la luz brillante que ilumine el verdadero camino, porque es a través de esta búsqueda por encontrar el propósito de nuestras vidas, por salvar dificultades que nos aportarán conocimiento y fortaleza, y descubrir nuestras potencialidades ante los problemas, que lograremos descubrirnos a nosotros mismos y nuestra unidad con Dios.

Es justamente Dios, que en su infinita misericordia, nos tiene diseñado un camino para la felicidad verdadera y perdurable, hecho a la medida para cada uno de nosotros. Escoger este camino nos permite el crecimiento necesario para afrontar esas “noches oscuras” que nos tocará vivir en algún momento, con la diferencia de que  los “conocedores del camino” no le temen a las dificultades. Las afrontan con valentía y la seguridad de que podrán vencerlas.  Esa confianza y seguridad descansa en que llevan consigo una “carta de ruta” muy clara y precisa, firmada por un Rey todopoderoso y magnánimo. La “carta de ruta” son obviamente las Escrituras y la firma es de Jesús. Con este documento impreso en nuestro corazón, con la armadura de la fe y la espada de dos filos de la Palabra de Dios, es imposible tener miedo o sucumbir al primer intento. Cada obstáculo, por el contrario, es un nuevo reto que podremos ganar para gloria de Dios. Y así como nuestros atletas han ganado sorpresivamente varias medallas en los Juegos Panamericanos, en diversas disciplinas, venciendo a atletas de países más desarrollados y con un programa de apoyo y entrenamiento superiores al nuestro, de la misma manera nosotros, como atletas del Espíritu, podemos ganar paso a paso, esfuerzo tras esfuerzo, medallas de oro para la eternidad.

El único entrenamiento es la lectura de la Palabra, de forma perseverante y auténtica. El único esfuerzo es la confianza en el Padre Celestial.  Así es que si está pasando por una “noche oscura del alma”, ¡anímese!! porque vencer este momento triste de su vida, está solo a la distancia de una decisión personal de cambiar las tinieblas por la luz, la tristeza por la alegría, la indiferencia por el gozo, la pobreza por la prosperidad, el odio por el amor.

Finalmente los dejo con esta reflexión que me llegó a través de un email y aunque no menciona el autor, creo que es válido para disfrutar de su sabio contenido:

“La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar.

En el diario caminar podemos estrellarnos contra las paredes cuando las circunstancias son difíciles, pero hay que tomar una actitud positiva y de desapego.

Nada ganamos angustiándonos, preocupándonos y torturándonos con los problemas…Para cualquier dificultad en la vida existe una razón que muchas

veces escapa de nuestra perspectiva y no entendemos en el momento.

No podemos entender el porqué de todas las paredes del laberinto, a menos que nos elevemos y veamos la figura completa.”

En nuestra portada y entrevista central compartimos con nuestros asiduos lectores una lección de perseverancia y talento:  Stefanie  Schaeffer, una joven profesional, que supo siempre lo que quería y se lanzó a buscarlo, utilizando las armas de su talento y las herramientas de su espíritu indomable, obteniendo como resultado “El triunfo de la perseverancia.”  Pero además, interesantísimas secciones, completan un contenido rico de ejemplos y consejos útiles para todos los miembros de nuestra sociedad.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga.

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