Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

Este es un momento crucial en la vida de todos los dominicanos. Mañana serán las elecciones generales para elegir al gobernante que regirá los destinos de nuestra nación en los próximos cuatro años. Y esa elección es de todos. No crea usted que es sólo de los políticos, sino de todos los dominicanos que tenemos la esperanza de legar a nuestros hijos y nietos un clima de prosperidad y de paz.

Todos los que amamos esta patria nuestra, esta República Dominicana donde hoy disfrutamos del gran privilegio de la democracia y la paz, debemos meditar seriamente en nuestro interior para que Dios nos ilumine y nos dirija a las urnas a depositar nuestro voto por aquel que El entienda llevará el timón seguro en aguas tranquilas o en tumultuosas tempestades. Por eso quiero dirigirme a aquellos que, cansados del fragor de la política, decepcionados de promesas incumplidas, o incrédulos ante un futuro esperanzador, se mantienen en la franja de la indecisión o la indiferencia.

La Biblia lo dice muy claro en Lucas 18:27, “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios”. Con lo que claramente expresa que Usted y yo, y todos los dominicanos, tenemos el derecho de soñar lo que queremos. Muchas veces he oído la frase de que “este es el país de Dios”, en referencia a los hermosos paisajes o a la vida relajada que vive el dominicano. Y esto es una verdad como un templo: “Este es el país de Dios”. Y si lo afirmamos con fe y con la convicción de que somos sus hijos en esta tierra, a los que nos dio el poder de pedir en Su nombre y El nos concederá lo que pidamos, tal y como expresa en Juan 14,14 “Lo que pidan en mi nombre yo lo haré”, tendremos un país próspero y lleno de bendiciones.

Algunos dirán, “¿yo qué puedo hacer por mi país? No tengo aptitudes de liderazgo, no me gusta la política, no tengo manera de llegar a otros, ¿cómo puedo cambiar el curso de las cosas?”

Hay una forma, una única forma de lograr todo aquello que deseamos: orar. Orar con mucha fe. Orar con sentimiento de certeza, agradeciendo por tener lo que aun está pidiendo. Y como dice Paramahansa Yogananda, “La única forma de llegar a Dios por medio de la oración, es limpiar nuestra mente de toda negación… y llenarla con pensamientos de amor, dádiva y esperanza de felicidad.” Así que si empieza a orar con esta actitud, por nuestro país, por nuestro futuro, por el gobernante que limpiamente acceda al poder, por la paz y la prosperidad de nuestra nación y de todos nuestros habitantes, disfrutaremos de un país que “mana leche y miel” y reconfirmaremos el poder de la fe, que supera todo poder. Es ya el tiempo de la reflexión, no de la contienda. Todos los candidatos han lanzado sus propuestas y en ocasiones, han excedido sus justificaciones en diatribas ofensivas y de mal gusto. Por su parte, a la militancia activa y a la sociedad civil, les toca ahora el momento de su participación, importante, impostergable, innegable. Les toca aportar su parte en la construcción de su país. Ya no es el tiempo de la negación, de la crítica, de la ofensa. Ahora es el tiempo de la reflexión y mañana es el tiempo de la acción. Que esa reflexión les permita elegir el candidato que entienda responde a los reclamos de la mayoría, que responda a su confianza y a la fe que pone en su gestión. Y cuando lo haya hecho, no critique al que eligió otra cosa. Todos tienen el mismo derecho de elegir y nadie tiene derecho a juzgar ni a ser juzgado. Lo que sí funcionará para bien de todos, es la oración que TODOS hagamos para que el que resulte ganador, reciba las bendiciones de Dios nuestro Señor, para que con su gracia pueda encaminar nuestro pueblo por los senderos de paz y de abundancia a que aspiramos todos.

Quiero finalizar llevándoles a la meditación de esta cita bíblica:

“¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes?

¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?

Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren.

Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden.

Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones,

para satisfacer sus propias pasiones.” Santiago 4, 1-3

Así que ¡a pedir! Y Dios proveerá. Pero a pedir con auténtica generosidad, desterrando el egoísmo, la envidia o la ambición desmedida. Es tiempo de unidad, de mirar hacia un mismo objetivo, de estrechar las manos y abrazar a nuestro hermano, dejando los colores de la política a un lado y trabajando con la única bandera que no se descolora: la bandera de la fe.

Nuestra portada y páginas centrales están dedicadas a Hipólito Peña, un auténtico soñador, que hizo de sus sueños una realidad a base de esfuerzos y dedicación. Un verdadero triunfador en el exigente mundo de la alta costura, quien junto a su familia se dedicó con entrega absoluta a demostrar la calidad de sus productos en todo el mundo. Además, atractivos reportajes y un despliegue de importantes actividades realizadas en el país en la pasada quincena, les prometen un contenido interesante y variado.

Nos volvemos a encontrar la próxima quincena. Que Dios les bendiga.

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