La piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,los días se convierten en años
pero lo importante no cambia: tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Madre Teresa de Calcuta
Mucho se habla de la belleza y de la salud, ambos estados necesariamente solidarios para lograr una imagen aceptable frente a la sociedad. Sin embargo, y como bien afirmamos en nuestra introducción de portada de esta edición dedicada a la Belleza y la Salud, son ambas, el reflejo de algo mucho más trascendente, más perenne y más universal. Y es que todo lo externo que conforma nuestra imagen frente a los demás, solo cobra vida y se ilumina, con la calidad y fuerza de nuestro ser interior.
Ese que callada y respetuosamente habita en nuestro ser y manifiesta a su antojo sus bondades o debilidades propias de nuestra humanidad. Ese espacio esencial es la chispa de nuestra vida. No acepta transformaciones cosméticas, pero sí, afirmaciones trascendentales. Porque las transformaciones cosméticas nos pueden convertir en soberbios o vanidosos, mientras que las decisiones de nuestro espíritu tienen el poder de transformar la esencia, para hacer brillar nuestro ser externo. Tienen el poder de frenar los desaciertos, la egolatría y la soberbia y transformarla en suave alabanza al Ser Supremo que nos provee la vida y todas las cosas.
Hagamos pues, un entrenamiento espiritual diario para fortalecer nuestras debilidades humanas y alejar el mal y el pecado de nuestras vidas. Decídamos desde hoy, incluir una nutrición espiritual balanceada, que permita restablecer el orden de nuestras prioridades, a través del alimento inigualable de la Palabra de Dios, como fuente inagotable de todas las vitaminas del alma. Utilicemos la medicina estética espiritual para rellenar de amor los huecos de desolación y desesperanza y devolver la sonrisa al mundo que nos rodea. Y si es necesario, hagamos una cirugía espiritual a nuestro ser interior, para arrancar la amargura, el odio, el enojo, la ira, la deshonestidad y la mentira, y asi quedar rejuvenecidos en los frutos del espíritu. Y por último, mantengámonos en contacto permanente con el mejor médico antiaging que podamos aspirar: Jesús, quien nos da un tratamiento constante y perenne de consuelo, gozo y gracia, y como bien expresa Isaías 40, 31: ..los que esperan en el Señor, tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán caminarán y no se fatigarán.
Así que, no se afanen en la búsqueda de la perfección externa. Más bien, dedíquense a sembrar el vasto terreno de su interior, con semillas de bondad, justicia, paz, confianza, fe, gozo y amor. De esta manera, purificando sus corazones, le darán salud al alma y ella, agradecida, hará resplandecer de belleza y perfección su parte humana.
La belleza está en todas partes; solo tienes que verla. Y mientras más belleza absorbas, más belleza reflejarás. Cuanto más amor absorbas, más amor tendrás para dar. Y ciertamente, el mundo necesita cada vez más amor, más belleza, armonía y comprensión. ¿Por qué no te animas a empezar a divulgarlo? Porque cuando esperas lo mejor de la vida, lo atraes a ti. Asi que comienza ahora mismo a esperar el máximo bien en todo y contempla cómo se manifiesta. Espera crecer en belleza y estatura, en sabiduría y comprensión. No aceptes limitaciones en tu vida, sino la abundancia en todos los niveles. Porque Dios es fiel y sus promesas son para nosotros, sólo cuando la reclamemos. Mis prodigios y Mis glorias se revelan, no sólo de cuando en cuando, sino en todo momento, de manera que toda tu vida sea verdaderamente una canción de alabanza y agradecimiento.*
Disfruten de esta edición especial de Belleza & Salud, donde traemos en nuestra entrevista de portada,un interesante reportaje sobre los 7 Pasos de éxito para lograr una imagen bella y saludable.
Pero además, disfruten de un rico contenido con artículos diversos e interesantes sugerencias para lograr una vida más sana, mientras compartimos los últimos adelantos en estética y anti-envejecimiento con destacados profesionales en la materia.
Hasta la próxima y que Dios les bendiga,
* Abriendo las puertas de tu interior, de Eileen Caddy