Mensaje de la Editora

Mensaje de la Editora

Uno de los temas más manoseados del Universo es el amor. Muchos lo proclaman, otros lo estudian, otros lo viven, otros lo cantan, otros lo niegan y todos, absolutamente todos, lo desean. Y es que el corazón humano anhela el amor porque, entre otras cosas, es la puerta que nos conecta con el otro y nos libera del aislamiento, la soledad y el abandono.

El amor se vuelve entonces una necesidad y se confunde a menudo con un objetivo ineludible que hay que conseguir a cualquier precio. De esta forma, hemos iniciado la transformación de su esencia y hemos pintado de amor a sentimientos como la ambición, el interés, la compasión, el miedo, y la soledad. Pero el amor es justamente todo lo contrario, y en su esencia, tiene poder para transformar, curar y bendecir a aquellos que en él se sumergen. Sin embargo, la mayoría prefiere nadar en la superficie sin jamás bucear en sus profundidades. Es así como muy pronto se sorprenden de que con cualquier pequeño viento, «el amor se les va», sin percatarse de que nunca lo tuvieron o lo vivieron. Sencillamente porque les ha faltado el ancla, un ancla que se afinca en las profundidades de la entrega incondicional. Debemos profundizar el amor, estudiar su inconfundible dimensión y su inenarrable poder, para poder disfrutar de este regalo de Dios. Pero por el contrario, nos sumamos al desaforado compromiso con la vorágine de la prisa, la codicia del materialismo, la lujuria de lo desconocido, el egoísmo de la avaricia, la abundancia de la indiferencia y la ausencia de la generosidad.  Y el amor se esconde. Alarmado, se retrae cada vez más profundamente para que sólo aquellos que realmente lo desean, puedan encontrarlo. Por eso se ha convertido en una emoción en vía de extinción, en un tesoro que  muy pocos poseen, cuando en su esencia, fue creado para la sobrevivencia y propósito de la humanidad. Y temprano o tarde, es esta una cita ineludible para conseguir la libertad, la felicidad y la trascendencia. Comprometerse a buscarlo, a vivirlo y a conservarlo, debería ser el norte de nuestras vidas. Un amor que trascienda lo meramente romántico para abarcar a todo el universo. Un amor que se convierta en confianza, perdón, comprensión, generosidad y solidaridad. No por un instante, que a veces responde a circunstancias de extrema emoción, sino siempre. Un amor constante, que se manifieste en los pequeños y simples detalles cotidianos, se engrandezca en la rutina y trascienda en el perdón de la contienda.  Un amor para contar historias, para escribir leyendas, para dejar legados de esperanza a las futuras generaciones. Un amor que nos aleje de lo mundano y lo predecible para llevarnos a lo mágico y lo milagroso. Un amor que nos conecte directamente con nuestro Creador y Padre, para realizar nuestro propósito en la tierra. Un amor que es  por demás, alcanzable, con tan solo desearlo. No es una utopía. No es algo que tengas que pedir. El amor está en el aire. Así que empieza por sentir su calidez, su alegría y la libertad que te proporciona. No lo busques demasiado porque el amor está en ti, dentro de ti, y lo encuentras en todas partes, pero tienes que estar consciente de él para apreciarlo completamente. Sólo tienes que abrir la puerta para que inunde tu alma. Sólo hay que alimentarlo para que crezca, y sólo hay que añoñarlo para que se quede para siempre. Muchos lo han conseguido y como los protagonistas de nuestra portada, han descubierto el camino del amor eterno a través de su confianza y fe en Dios. Porque no hay dudas de que el amor es la llave de la vida, así que mantén esa llave dentro de ti, porque solo por el amor, en el amor y a través del amor, podremos ser felices. Mantenlo fluyendo y no permitas que nada se interponga en su camino. Porque estamos aquí para ser y demostrar el amor puro e incondicional que Dios es. Por lo tanto, como dice Efesios 5, 1-2 «Imiten a Dios como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios». Los invito pues, a disfrutar de una celebración continua de amor, porque como bien expresa Eileen Caddy en su libro «Abriendo las puestas de tu interior», «El amor crea vida, vida eterna, vida plena. El amor trae consigo paz, alegría y verdadero contento y felicidad. Sobre todo, trae unidad y unión. De modo que si te has ido por las ramas y  has perdido tu camino, regresa al camino del amor, que conduce directamente a Dios, y allí lo encontrarás.»

En nuestra portada y entrevista central les presentamos a Miguel Fiallo y Germania Pellerano, protagonistas de un amor eterno, y quienes nos cuentan sus experiencias de pareja en sus 38 años de matrimonio. Pero además, interesantes y variados reportajes sobre el amor en todas sus dimensiones, llenan las páginas de esta edición especial de San Valentín, que sabemos disfrutarán a plenitud.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

Publicaciones Relacionadas

Más leídas