Mensaje de la editora

<P>Mensaje de la editora</P>

“Haz lo que te diga el corazón y Dios estará contento”
P.Coelho

A menudo confundimos impetuosidad con irresponsabilidad.  Seguir las pautas del corazón, antes de dejar que las maquinaciones de la mente lo contagien, suele ser liberador y en consecuencia, gratificante. Por supuesto, esta regla solo debe primar en actitudes que no dañen a nadie. Estamos  hablando de decisiones cotidianas, donde la ingenuidad de la espontaneidad, siendo absolutamente auténtica, por lo general nos lleva a buen término siempre que la brújula del amor se tome como parámetro. 

Cuando se ama, de verdad, esto se da automáticamente. No hay que pensar demasiado. Simplemente se actúa a sabiendas de que nada de lo que se haga o se diga, va a herir al otro.  Sin embargo, no siempre sucede asi. Con regularidad, las expresiones “explosivas” o impensadas, suelen ser agresivas y avasallantes. ¿Por qué? ¿Si lo que sale de nuestro corazón es real y auténtico, en el sentido de que no es manipulado? Es algo para pensar, y meditar profundamente. ¿Qué pasa en el interior de nuestra alma que permite que salga lo desagradable hacia alguién a quien decimos amar…? Sin duda, existen rencores, cosas sin resolver, pendientes por aclarar, resquemores, y hasta rabia concentrada y oculta….sólo hasta que se detone. Puede que lo que lo detone sea algo sin trascendencia aparente, pero que encienda la llama del resentimiento acumulado, y entonces, sale estrepitoso cual fuego devastador. 

Las heridas se agrandan, los perdones se hacen necesarios y cuando se dan con frecuencia, pierden su significado. Es por ello que buscar y resolver lo que causa este agravio, sería lo correcto para preservar la convivencia pacífica y hacer crecer el amor.  Pienso que aunque exista amor en las parejas donde se suceden estos altercados, en esos casos lo hemos dejado abandonado y han crecido hiedras venenosas que le impiden la sana espontaneidad. Se le ha impedido al amor ser transparente, y por ello, se necesita pensar y maquinar antes de hablar “para no ofender”, lo cual, si bien es conveniente, impide la diáfana coexistencia del amor, donde las expresiones, palabras, gestos, actitudes y decisiones, aparecen sin subterfugios, como respuesta a lo que llevamos en nuestro interior. 

Mi propuesta para este Día del Amor, es “desyerbar” el alma. Quitar todo arbusto o hiedra que impida la salida espontánea del sentimiento noble. Quitar el egoismo, el rencor, la envidia, el resentimiento. Tirarlo fuera y quemarlo sin pensarlo, para que el aire fresco de un nuevo inicio permita que el amor florezca. Entonces pueden como pareja, empezar a sembrar en un terreno llano y limpio, porque el amor es como una fogata, que se apaga si no la alimentas. Asi que, piensa mucho y bien de tu pareja. Fíjate en sus virtudes y perdona sus defectos. Total, tú también tienes los tuyos y qué agradable sería que también te los perdonaran. Y decidan, ambos, perseverar en el amor. Para ello solo tienen que vivir las tres “D”:  Dios, diálogo y detalles.

Dios como fuente y centro de sus vidas, no permitirá que ningún rencor, ningún agravio o problema sea lo suficientemente grande como para alejarlos. Por el contrario, con El en el centro de sus vidas, aumentará el respeto, la gratitud, el perdón y el amor. El diálogo es absolutamente vital para lograr una vida en común. Un diálogo igualmente espontáneo, que permita dejar escapar aquello que nos disgusta con sinceridad y objetividad. Es solo a traves del diálogo que construimos un amor de pareja que no caduca, y que por el contrario, se enriquece y crece. Y finalmente, los detalles hacen la diferencia en la relación. Detalles de palabra y de obra. Detalles que por más sencillos que parezcan, llevan dentro de si una intensa carga de amor y entrega. Si se deciden a limpiar el amor que dicen tenerse, les aseguro que no se arrepentirán, y volverán –sin duda- a sentir esas mariposas revoloteando en su interior como el primer día, porque amigos, el amor es una decisión, no un sentimiento. ¡Decidánse a amar!

En nuestra portada y entrevista central, una joven y enamorada pareja comparte con nosotros los detalles de su travesía por el amor:  Marcos Díaz y Nathalia Bentz, derrochan la felicidad del amor compartido. Pero además, interesantes reportajes y las actividades sociales más relevantes de la quincena, les llevarán por un recorrido divertido y gratificante a través de nuestras páginas. ¡Feliz Día del Amor y la Amistad para todos nuestros lectores!

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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