“El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles”
Crónicas 16:9

Cada día es un regalo de Dios para renacer, para tomar un nuevo rumbo, para iniciar el camino de nuestros sueños, para remediar errores, para darle sentido a nuestra vida y derrochar el aroma de la alegría. Cada día tenemos la opción de navegar en la pasión y el entusiasmo de un nuevo reto o quedarnos en el puerto del hastío o la rutina. 

 Cada día se nos presenta como un exquisito regalo que debemos abrir para descubrir sus increíbles potencialidades. Pero la prisa, ese angustioso ritmo de las cosas que “tenemos” que hacer, nos atrapan en el terrible escenario del tiempo. Un tiempo lleno de cosas y vacío de verdaderas ilusiones. Cuando logramos hacer un paréntesis obligado, a través de unas vacaciones, o de algunos días fuera de la cotidianidad, descubrimos que  nuestro almacén interior está desordenado y no encontramos fácilmente la entrada o la salida. Sucumbimos al espacio del silencio y lo tildamos de aburrimiento. Huimos de la meditación profunda y preferimos el aturdimiento de conversaciones banales y actividades superficiales. Un buen libro pasa a ser un atractivo accesorio decorativo en una mesita de noche, mientras nuestro crecimiento interior desfallece, en un raquitismo intelectual y emocional, que tratamos de apaciguar con una visita a la Iglesia aunque no nos conectemos eficientemente con nuestro Creador. Y es que nuestra salud espiritual solo se consigue a través de una decisión personal, de una cita a solas con Jesús, de una entrega espontánea y responsable, de asumir un compromiso como auténticos hijos del Dios Altísimo y en consecuencia, asumiendo las actitudes de un verdadero triunfador.

Cristo resucitado es la gran noticia de nuestra fe. Es la base donde descansa la certeza para vencer nuestras limitaciones humanas y conseguir ser verdaderos ejemplos de vida aquí en la tierra, “porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos” (1 Pedro 2:15).

Por lo tanto, como dice Coelho “no desperdiciemos ni un minuto de nuestra existencia pensando en lo que no obtuvimos sino en todo lo que podemos lograr”. De esta manera, se encenderá el motor del progreso, de la salud, de la prosperidad, de la confianza, y en consecuencia, de la felicidad. Porque Dios vino a traer paz y justicia, y nosotros, como sus hijos, debemos mantener ese legado multiplicado. Inicie hoy su nueva vida. Cambios que involucrarán igualmente acciones para mejorar su salud, sus ingresos, su silueta, o su imagen, pero que cuyo énfasis radique en sumergirnos con soltura y ansias al conocimiento de la Palabra, donde reposan todas las respuestas para avivar su fe, arma indispensable para obtener la victoria. 

En la conmemoración de esta Pascua de Resurrección comparto con nuestros fieles lectores esta linda meditación del libro “Abriendo las puertas de tu interior”, de Eileen Caddy:

“Pon toda tu fe y tu confianza en Mi, y recuerda que nunca te abandonaré.

Nada de lo que emprendas será imposible, porque puedes hacer todo Conmigo.

Vive con fe. Deseo que veas el bien en toda situación, sin importar cuán extraña pueda parecer.

Desea que tu fe y tu confianza sean puestas a prueba una y otra vez.; porque

 ¿de qué sirve hablar de fe y confianza sino la pones a prueba y ves cómo obran ti?

¿Deseas avanzar con fe total y hacer lo que parece imposible, no por bravata, sino porque sabes sin una sombra de duda de dónde proviene?

Hasta que no hayas probado tu fe y descubierto que es inquebrantable, no hables de ella.

Toma de Mi tu fortaleza y tu capacidad, porque cuando YO SOY  contigo, ¿quién puede estar en tu contra?”

Nuestra portada y páginas centrales se engalanan con el carisma de una gran artista: María Conchita Alonso, quien en una entrevista exclusiva para ES, afirma que “Lo que la gente ve de mi, esa soy yo”.

Pero además, disfrute de las interesantes, divertidas y atractivas secciones de Viste, La Moda ES, Una ventana al turismo, La crónica de Sanchís y las noticias más relevantes de la quincena.

Deseándoles unas felices Pascuas de Resurrección nos despedimos hasta la próxima entrega.